La abrupta caída del dólar: cómo se frenó la novena corrida cambiaria
Las medidas que fueron determinantes para revertir el clima negativo en el mercado financiero. El contado con liqui con bonos, una herramienta clave para fugar divisas al exterior, se derrumbó de U$S 450 millones en septiembre a U$S 183 millones en octubre, un 60 por ciento. El dólar ilegal perdió un 19% desde el pico de setiembre.
El Banco Central, a cargo de Alejandro Vanoli, frenó en octubre una nueva corrida cambiaria, la novena contra el kirchnerismo, y desalentó las expectativas de devaluación que quiso imponer un sector del establishment. De acuerdo a datos del mercado a las que accedió Tiempo Argentino, el contado con liquidación a través de títulos públicos, uno de los instrumentos que utilizan los grandes operadores para fugar divisas al exterior mediante la adquisición de bonos que se compran en pesos en el mercado local y se venden en dólares en el exterior, se desinfló notablemente a partir del mes pasado.
De esta manera, la salida de divisas a través de este mecanismo se derrumbó más del 60% al caer de una masa negociada de U$S 450 millones en setiembre de 2014 a U$S 183,3 millones en octubre (ver info página 3), sólo 30 días después. En diciembre de 2013 y enero de 2014, las negociaciones de "contado con liqui" operaron en niveles similares a septiembre de este año y fueron el preludio de la devaluación del 30% que llevó adelante el entonces presidente del BCRA, Juan Carlos Fábrega.
"En la segunda semana de septiembre había un escenario de corrida y devaluación similar al que se vivió a fines del año pasado y principio de este y que se impidió con las decisiones que se tomaron a partir de la asunción de las nuevas autoridades en el Banco Central", reconoció a Tiempo una fuente informada del mercado, quien apunta que Fábrega estaba fogoneando una depreciación brusca del peso para tratar de imponer "una agenda ortodoxa que incluyera una negociación rápida con los buitres, el recorte del gasto público y una fuerte suba de las tasas de interés".
Enrique Dentice, economista de la Universidad de San Martín (UNSAM), advierte que "esta es una pulseada y Vanoli está peleando con los grandes, y ellos apostaban a una corrida cambiaria con devaluación". Otra prueba del clima devaluacionista que se intentó instalar en "el mercado" fue el alza sostenida que registró en la última etapa de Fábrega el dólar ilegal. Esta divisa oscura, cuyo valor nadie sabe a ciencia cierta cómo se determina, aumentó sin parar y la diferencia con el oficial escaló hasta el 89 por ciento.
El 24 de septiembre de este año la divisa norteamericana llegó a cotizar a $ 15,95 en el mercado paralelo, mientras el oficial se ubicaba en torno a los $ 8.50. En las operaciones legales del contado con liquidación, el dólar, ese mismo día, se posicionó en $ 14,49 pero se estiró a $ 15,20 el 30 de septiembre. Además, como no había ocurrido en otros eventos similares, la brecha entre el contado con liquidación y el dólar paralelo llegó a ubicarse en apenas un 2% para el 3 de octubre.
La proximidad en las cotizaciones propias de esa operatoria financiera legal con relación a las operaciones del dólar ilegal pudo interpretarse como una convalidación de un sector del mercado financiero formal a esas cotizaciones y una legitimación de los reclamos por una nueva devaluación del peso. Apenas 45 días de esa corrida y 35 desde la asunción de Vanoli en el BCRA la historia se modificó en forma ostensible. Es que la cotización del dólar paralelo se redujo casi 18% llegando hasta $ 13,10 y reduciendo la brecha con el oficial hasta un 53,7 por ciento.
El "contado con liqui", a su vez, perforó el piso de $ 13 cayendo hasta los $ 12,81 y retrocediendo un 19% desde su cotización más alta de $ 15,20. En contraste, desde aquel fatídico 24 de septiembre, la cotización del dólar oficial se modificó apenas un 0,95%, cerrando el viernes último a $ 8,52. El embate, entonces, no logró provocar una devaluación del dólar comercial u oficial, que se mantuvo estable. ¿Que cambió entonces? Muchas cosas. En poco tiempo se tomaron diversas medidas que marcaron un quiebre en el mercado de cambios y en la relación existente entre el sistema financiero y el poder político, que encarna el Ejecutivo.
El punto de ruptura y el puntapié inicial del cambio fue el 30 de septiembre, cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en un discurso durísmo, le abrió sin cortapisas la puerta de la renuncia a Fábrega. Cristina advirtió sobre "maniobras" en el sistema financiero y criticó al Banco Central de Fábrega por la ausencia de controles, connivencia con algunos bancos e incluso planteó dudas sobre una posible filtración de información confidencial y el cajoneo de 80 mil expedientes.
"Después del 16 de junio (fecha en la que la Corte de Estados Unidos avaló con su silenció el fallo de Thomas Griesa en contra de la Argentina), Fábrega era funcional a que existiera una situación crítica que obligara al gobierno a pagarle a los buitres", opinó una fuente oficial. Desde que asumió, Vanoli hizo un giro de 180 grados en la política, las formas y el sistema de alianzas del BCRA. En primer lugar quedó sin efecto el doble comando que funcionaba en la práctica cuando Fábrega se inclinaba más por la visión del sector económico y Kicillof era y sigue siendo el alma mater de la política heterodoxa del gobierno.
"Kicillof y Vanoli no son amigos pero tienen sintonía en la toma de decisiones, y no se van a clavar un cuchillo ni serruchar el piso", asegura una alta fuente gubernamental que los conoce a ambos y pidió absoluta discreción. Además, se puso en marcha un rígido mecanismo de control entre los principales organismos del Estado para detectar y desactivar distintas maniobras especulativas que facilitan la erosión constante de divisas que colocó a la Argentina al borde de un nuevo shock cambiario. En primer lugar, el Banco Central, el Ministerio de Economía, la AFIP de Ricardo Echegaray la Unidad de Investigación Financiera de José Sbatella, la Comisión Nacional de Valores (CNV), Cristian Girard, un especialista cercano a Kicillof, y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), controlada por Carlos Gonella, comparten de forma efectiva la información y esto permite hacer cruces y detectar anomalías.
A partir de estos datos comenzaron a desentrañarse distintas maniobras orquestadas por grandes empresas para apropiarse de divisas de manera ilegal y, por ende, se pudo avanzar en trasparentar el mercado cambiario y de comercio exterior. Por ejemplo, una de los ardides más comunes que ahora empezó a controlar es la fuga de divisas a través de la sobrefacturación de importaciones y subfacturación de exportaciones.
En este marco, la AFIP suspendió a la multinacional Procter & Gamble acusándola de fraude fiscal relacionado con operaciones de importación desde Brasil que eran facturadas a través de una filial radicada en Suiza por U$S 138 millones. De esta manera, la empresa fugó divisas a sus firmas vinculadas en el exterior. La maniobra podría constituir contrabando agravado. Pero estas supuestas maniobras facilitan a cientos de firmas multinacionales sacar millones de dólares del país a costa del Estado argentino.
Según un trabajo de la firma BEconomics, al menos el 15% de las importaciones totales realizadas por empresas instaladas en la Argentina en 2013 estarían sospechadas de ser consecuencia de la sobrefacturación. Las operaciones que incurrirían en algún tipo de ilícito podrían haber alcanzado el año pasado los U$S 10.800 millones durante 2013.
Estas operaciones restan divisas a la economía, puesto que el BCRA debe proporcionarles los dólares a los importadores para que estos les paguen a los proveedores en el exterior, que muchas veces responden a sus propias casas matrices y, por ende, se trata de una remisión de utilidades encubierta.
En este marco, de mayor cruce informativo y de mayor rigor regulatorio, también puede explicarse el aborto de las operaciones de contado con liqui como herramienta de fuga, lo que como está dicho permitió reducir la salida de divisas a través de este canal un 60% el mes pasado, tendencia que se mantuvo en los primeros días de noviembre.
Sin embargo, no todos los economistas coinciden con la teoría de un mayor control del mercado cambiario. Para Estanislao Malic, economista del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, "los controles sobre las cuevas no pueden bajar el dólar paralelo porque cuanto más difícil se hace la adquisición de un bien en el mercado negro más sube su precio".
En todo caso, continuó, "sí es probable que hayan bajado los volúmenes de CCl y dólar Bolsa como producto de los controles y, por arbitraje, bajar el paralelo. Es que la referencia para el paralelo siempre es el dólar Bolsa."
Pablo Mareso, economista del CEFID-AR cree, por su parte, que "el motivo principal es que hay un arbitraje entre el dólar paralelo y el dólar resultante de la cotización de los títulos en dólares de la Argentina, especialmente aquellos que se usan para el CCL y el dólar Bolsa que opera en el mercado local."
Otras voces lo atribuyeron a "las expectativas de un acuerdo en enero con los holdouts" que serviría para normalizar el frente externo y promover el ingreso de inversiones extranjeras y financiamiento internacional, que proveerán de los dólares necesarios para hacer frente a las obligaciones de deuda de 2015 sin afectar las reservas internacionales.
"Hay quienes opinan que la caída del paralelo se explica por un hipotético acuerdo en enero con los holdouts que serviría para generar las divisas necesarias para reunificar el tipo de cambio. Pero eso no está afectando. La cotización de los bonos argentinos en el exterior indica lo contrario. El Boden 2015 no se movió de su cotización en los últimos dos meses, el mercado de Nueva York no espera nada diferente a lo que esperaba hace dos meses", conjeturó Malic.
Todo parece indicar que las presiones devaluacionistas y la caída del dólar ilegal, el contado con liqui y el dólar Bolsa no son fruto de una o dos medidas sino del conjunto de iniciativas que apuntan a desarmar el andamiaje especulativo, garantizar un mayor ingreso de dólares y revertir las expectativas negativas que un grupo de empresas y entidades financieras intentó albergar en la sociedad.
"La clave es el pedido del gobierno a las compañías de seguros que se desprendan de sus bonos nominados en dólares. Eso te baja el dólar Bolsa automáticamente, además influyó que se volcaron muchos dólares al dólar ahorro, que le sacó presión al paralelo. Mucha gente que compraba el paralelo fue aprendiendo a operar en el mercado legal", indicó Mareso.
En su corta gestión, Vanoli reiteró firmemente que no habría una modificación sensible del tipo de cambio oficial y le bajó el pulgar a todos los que estaban esperando una devaluación. Además, el funcionario tomó una decisión clave que los bancos no terminan de digerir: incrementó sensiblemente las tasas de interés de los plazos fijo en pesos con el objetivo de desincentivar el ahorro en dólares y promover la moneda nacional como resguardo de valor. Como resultado de ello, el mes pasado los depósitos a plazo fíjo engordaron en $ 3300 millones. Toda esa plata no fue a la compra del dólar ilegal y le quitó presión a este mercado.
Más adelante, el BCRA se definió por la emisión de un bono "dollar linked", el Bonad 16, por 1000 millones de dólares, cuyo propósito se orientó, por un lado, a motivar a las cereleras a que liquidaran sus tenencias de soja con un reaseguro frente a una hipotética devaluación futura y, por el otro, a que las aseguradoras se desprendieran de sus tenencias de bonos en dólares logrando descomprimir el mercado del CCL y el dólar Bolsa.
En los últimos días, el BCRA definió la emisión de otro bono de las mismas características pero con vencimiento en 2018 (Bonad 18) y por un monto también de U$S 1000 millones. En paralelo, los funcionarios del Palacio de Hacienda, con ese reaseguro, firmaron un compromiso con las cerealeras para que efectivamente liquidaran U$S 5700 millones durante el último trimestre del año, mientras se confirmó el ingreso de U$S 818 millones como parte del acuerdo del swap con China.
Es altamente probable que entre noviembre y diciembre ingresen entre U$S 600 y U$S 800 millones más de la segunda cuota del compromiso total de los chinos de canjear U$S 11 mil millones.
A fines de octubre, además, el gobierno nacional realizó la subasta para la adquisición de las licitaciones de los lotes de frecuencias 4G para las que se recibieron ofertas por más de U$S 2000 millones que también alimentarán las reservas del BCRA antes de fin de año.
Las perspectivas de un fortalecimiento de las reservas y una consolidación del sector externo reforzaron la idea de que, efectivamente, no se iría a producir una modificación del tipo de cambio oficial, ubicando la cotización del dólar paralelo por fuera de cualquier parámetro admisible a la hora de recurrir a ese mercado como reserva de valor.
Según Mareso, de hecho, "en términos más generales está presente la idea de que se están abriendo las vías de financiamiento como el swap con China, la licitación del 4G y las negociaciones con Francia por una nueva fuente de financiamiento. El gobierno va mostrando que tiene posibilidades de generar mecanismos para hacerse de los dólares necesarios para afrontar los vencimientos del año que viene y eso quita presión sobre el dólar blue".
En la medida en que se sigan dando estos mecanismo que existen, se apuntalen las reservas y se mantengan los acuerdos con países y organismos, y el gobierno mantenga políticas de seguimiento del contado con liqui, el dólar Bolsa, y se afiancen los acuerdos entre los organismos estatales para desbaratar las maniobras de fugas de capitales a través del mercado financiero y comercial, es factible que el sector externo no se transforme en una pesadilla para el país en el 2014