Unos 150.000 soldados saudíes esperan la orden para invadir al vecino Yemen y dar inicio a una nueva fase de la operación «Tormenta Definitiva». Después de dos jornadas de bombardeos sobre posiciones de la milicia de los hutíes (chiíes) y de las fuerzas leales al expresidente Alí Abdulá Saleh la alianza de países árabes suníes que lidera Riad seguirá adelante «hasta cumplir todos sus objetivos», que consisten de forma especial en consolidar a «las autoridades legítimas de Yemen», declaró el portavoz de la alianza, general Ahmed Al Asiri, que habló de «éxito» hasta el momento y no descartó la invasión terrestre «en caso de que sea necesaria».
Los ataques de la segunda jornada -en los que los saudíes tienen el apoyo militar de Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Qatar, Sudán, Egipto y Marruecos- se centraron en Saná, donde el objetivo fue el cuartel general de la Guardia Republicana, que se mantiene leal al expresidente Saleh, y la provincia de Saada, bastión de los rebeldes al norte del país y uno de los lugares por los que los saudíes podrían comenzar la invasión terrestre ya que se trata de un punto estratégico que les interesa controlar en plena frontera. Hasta el momento al menos 39 civiles han perdido la vida, según los datos facilitados por el ministerio de Salud yemení, y los ataques más intensos se registrarían en las calles de Adén, la segunda ciudad del país.
De hecho, pese a los bombardeos, los hutíes se apoderaron ayer de la localidad de Shaqra, en el Mar de Arabia, con lo que ya controlan todos los accesos por tierra al estratégico puerto de Aden. El ministro de Asuntos Exteriores yemení, Riad Yasin, declaró a la cadena Al Arabiya que la ofensiva «durará días, no semanas», pero el plan publicado en la prensa saudí para devolver el control del país al presidente Mansour Hadi plantea un conflicto largo repartido en seis fases.
Ya se habrían completado las tres primeras con el trabajo de inteligencia previo a los bombardeos de «localización de los centros de peso político, de operaciones y tácticos», así como de los centros de mando militares y arsenales y la eliminación de la «capacidad electrónica» del enemigo. Cuando la aviación «controle totalmente el escenario de operaciones», tercera fase, empezará la cuarta etapa en la que el protagonismo recaerá en las fuerzas leales al presidente Hadi y las fuerzas terrestres de la coalición.
En el quinto punto del plan, publicado por el diario saudí Al Riad, se llevará a cabo el repliegue del grueso de las fuerzas de la alianza en un plazo de entre quince y treinta días, aunque algunas unidades permanecerán como apoyo del presidente Hadi para culminar el sexto punto del plan, que es también el más ambicioso, la reconstrucción del Estado yemení.
La operación militar de los países suníes en Yemen es también un golpe en la mesa ante el avance de Irán, la gran potencia chií, en el corazón del mundo árabe. La república islámica gana terreno por su activa participación en la guerra contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Irak y Siria y el momento crucial de las negociaciones nucleares con la comunidad internacional, que el martes podrían acabar con un acuerdo histórico.
Un avance que estaba a punto de extenderse al Yemen con la ofensiva de los hutíes -son zaidíes, una confesión derivada del chiismo, aunque se les conoce como hutíes por el clan que lidera al grupo desde 2004, y representan a un tercio de los 24 millones ciudadanos de un país de mayoría suní- que el miércoles se plantaron a las puertas de Adén y ofrecieron una recompensa de 90.000 euros por la captura del presidente Hadi. «Intervención rápida» Después de 48 horas en paradero desconocido, el dirigente yemení aterrizó en Riad el jueves desde donde voló a Egipto para participar en la cumbre de la Liga Árabe en la que se aprobará la creación de una fuerza militar conjunta que «cumplirá las misiones de intervención militar rápida para afrontar los desafíos que puedan amenazar la seguridad y la soberanía de cualquiera de los países miembros», avanzó el secretario general, Nabil al Arabi, que pidió la asistencia de los ministros de Exteriores y de los jefes de Estado Mayor.
Al Arabi destacó que esta fuerza se encargará también de afrontar «las amenazas directas a la seguridad nacional árabe, incluidas las de los grupos terroristas», lo que abre las puertas a posibles operaciones contra los yihadistas de Estado Islámico, una petición planteada por Egipto después de la ejecución de 21 coptos en Libia el mes pasado. El primer paso de la nueva fuerza que formarán los miembros de la Liga Árabe es la alianza formada para combatir en Yemen.
(Con información de Reuters/ABC.es)