Brasil anticipa el fin del poder político de Estados Unidos en Internet
Por Pablo Morán
Por primera vez, la comunidad global de Internet (formada por usuarios, gobiernos, empresas privadas, técnicos y académicos) ha pactado un acuerdo que consagra los principios básicos de La Red y sienta las bases para la reforma de su gobernanza que hasta ahora ha ejercido de facto Estados Unidos. Es un primer paso hacia la ruptura de ese poder político pero no del económico, cuyo liderazgo siguen ejerciendo las compañías norteamericanas.
Declaración final de la NETMundial
El texto, de 11 páginas, es el resultado de una larga negociación en la que han participado todos los actores implicados en el funcionamiento de Internet. No es un documento cerrado sino una primera base para cambiar las reglas internacionales sobre su funcionamiento. Uno de los puntos más importantes que quedan pendientes es el reconocimiento del principio de “neutralidad” de La Red, es decir que “todos los servicios de Internet tengan el mismo acceso y a la misma velocidad, sin preferencias”.
De momento, no hay acuerdo para garantizar este principio seriamente amenazado por decisiones como la anunciada este mismo jueves por el regulador de las comunicaciones estadounidense, la FCC. El presidente de esta comisión ha anunciado su intención de aprobar una normativa que permitiría a los proveedores de Internet ofrecer servicios a diferentes velocidades, en función de lo que pague cada empresa o particular generador de contenidos. Los asistentes se han comprometido a seguir negociando en próximas cumbres este importante punto que, si se aplicara, otorgaría a las pequeñas empresas las mismas condiciones de acceso a las autopistas de la información que las grandes multinacionales.
La falta de acuerdo en este punto da ventaja a Estados Unidos en la gobernanza económica de Internet pero la cumbre de Sao Paulo ha servido para romper su poder político. Es la primera vez que todos los actores implicados de alguna u otra forma en el funcionamiento de La Red (usuarios, gobiernos, empresas privadas, académicos y técnicos) pactan unas “reglas de juego” sobre su uso y su gestión.
El documento consta de dos partes: la primera reconoce la necesidad de defender en la red una serie de derechos y libertades fundamentales que ya se reconocen en la vida real, tales como el derecho a la privacidad (sin mención expresa a la NSA pero censurando prácticas de espionaje como las practicadas por la agencia norteamericana) o el derecho a la libre expresión y el acceso a la información (cohartado en algunas de las grandes potencias como China o Rusia que, por cierto, se ha desmarcado del acuerdo).
Lo que queda abierto a partir de ahora es la construcción del nuevo organismo que gobernará Internet. En teoría, esta nueva instancia -de carácter internacional y multisectorial, según consagra el texto- debería tomar el revelo al control que ha ejercido Estados Unidos sobre la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (Icann) encargada de gestionar los dominios de Internet.
Según el documento consensuado por la mayor parte de las cerca de 85 delegaciones, la “transición” a un sistema de gestión global deberá ser conducido en base a la “seguridad” y “estabilidad” de Internet con la “participación igualitaria de todas las partes interesadas”. “Se espera que el proceso de globalización del Icann de lugar a una organización global internacional que sirva al interés público con un estatus independiente”, cita el texto, que aboga por una “activa representación de todos los sectores procedentes de todas las regiones en la estructura del Icann”.
Por Pablo Morán (Ser)