4 nov 2014

"Se produjo un enorme triunfo del bloque político y social de los cambios sobre el bloque del poder y las clases dominantes".

Los comunistas y las elecciones del 26 de octubre

31.10.2014
imagen del contenido Los comunistas y las elecciones del 26 de octubre

MONTEVIDEO (Uypress) — Muchos son los balances de las elecciones nacionales. Perdedores, ganadores, analistas, actores políticos, medios de comunicación, pero la opinión de los comunistas siempre tiene un lugar en la atención de la opinión pública.

Para el Partido Comunista de Uruguay en las elecciones nacionales había en juego dos proyectos de país. Sostiene también que "se produjo un enorme triunfo político del bloque político y social de los cambios sobre el bloque del poder y las clases dominantes".
Con respecto al fracaso de la reforma constitucional impulsada para bajar la edad de imputabilidad afirman que esta era una "iniciativa retrógrada y reaccionaria de la derecha"
Texto completo
Declaración Política del Partido Comunista de Uruguay
Las elecciones nacionales no son un hecho aislado, son un momento de resumen de la lucha de clases, un momento de síntesis política e ideológica del conjunto de la sociedad.
El domingo se enfrentaban dos proyectos de país, se ponía en juego el balance sobre diez años de gobiernos del Frente Amplio a nivel nacional, pero también la acumulación histórica del movimiento popular uruguayo y de sus principales herramientas, políticas y sociales, para seguir abriendo caminos hacia la construcción de una sociedad nueva, hacia la emancipación, hacia la superación del capitalismo.
Este domingo se produjo un enorme triunfo político del bloque político y social de los cambios sobre el bloque del poder y las clases dominantes. El pueblo uruguayo se pronunció a favor del avance en democracia y la profundización del camino de cambios y contra la restauración neoliberal.
Ese triunfo tiene varias dimensiones. La primera es la contribución del movimiento popular uruguayo a fortalecer y profundizar la era de integración y cambios de nuestro continente. El mismo domingo Dilma triunfó contra la derecha en Brasil y aseguró el cuarto gobierno popular y progresista en ese país hermano. Este triunfo se suma, solo por citar los de este año, a los logrados en Venezuela, en El Salvador, en Chile y en Bolivia. También fortalece la solidaridad con Cuba, expresada en otra votación histórica contra el bloqueo de EEUU a esa querida revolución. Con la votación obtenida por el Frente Amplio, Uruguay fortalece esa unidad latinoamericana, que afirma la democracia, la libertad, la soberanía y abre caminos de unidad y cambios hacia la segunda y definitiva independencia. Es un triunfo de los pueblos y su unidad contra el imperialismo y las oligarquías nacionales.
La segunda, y ya en el plano nacional, es la derrota de una iniciativa retrógrada y reaccionaria de la derecha como era la Baja de la Edad de Imputabilidad. Por sus implicancias ideológicas, políticas y sociales, era quizás la principal dimensión. El triunfo del No a la Baja es de decenas de miles de jóvenes que participaron de una batalla política central con las clases dominantes, se organizaron, cambiaron la realidad, hicieron experiencia de lucha y dieron una contribución decisiva a la victoria popular.
La tercera es la histórica votación obtenida por el Frente Amplio, reafirmándose como la principal fuerza política del Uruguay, obteniendo el 48% de los votos, mayorías parlamentarias por tercer período consecutivo, ganando en 14 departamentos (3 más que en el 2009), triunfando en todos los departamentos donde tiene el gobierno municipal, en Montevideo, centro de críticas y pronósticos de todo tipo de catástrofes, con un 54%y en Canelones con un 53%. El FA crece en prácticamente todos los departamentos del interior del país e incluso en los que no gana logra votaciones históricas.
Los grandes triunfadores de estas elecciones fueron el movimiento popular y el FA y los grandes derrotados los partidos de la derecha y sus candidatos, el Partido Colorado que se desplomó y el Partido Nacional, que a pesar de la multimillonaria campaña, y de un respaldo mediático inédito hacia su candidato, prácticamente no creció.
Es necesario hacer un análisis y un balance de este pronunciamiento popular, del proceso que llevó a su desenlace. Hay que hacerlo desde la lucha, con humildad, y sin que los éxitos obtenidos tapen las insuficiencias y los problemas y los cambios que debemos promover en todos los niveles de acción política y social. El principal desafío planteado es fortalecer y desarrollar el bloque político y social de los cambios, la relación entre gobierno, Frente Amplio y su acción política, el movimiento popular y nuestro pueblo todo; y en ese marco el papel de la participación, la movilización y la lucha como factor decisivo.
A cuenta de ese proceso de síntesis que debe hacerse colectivamente y para luchar mejor, algunas ideas primarias. Esta campaña electoral empezó con la derecha en ofensiva, tanto en las internas de junio, como en el primer período de la campaña hacia octubre. Apoyada en los medios de comunicación y en el marketing político logró instalar sus ejes y proyectar, sobre todo a Lacalle Pou como la figura de la renovación. Eso cambió y la izquierda y el movimiento popular retomaron la ofensiva para no abandonarla más.
Ese cambio tuvo varias causas. En primer lugar, los dos gobiernos nacionales del Frente Amplio y sus gobiernos departamentales tuvieron una acción innegablemente transformadora en el Uruguay y nuestro pueblo, como lo expresó, tiene un balance positivo y eso es una base material difícil de soslayar.
En segundo lugar, tuvieron también un papel muy positivo Tabaré Vázquez y Raúl Sendic que recorrieron el país entero y expresaron las propuestas de la izquierda hacia el futuro. Merece también destaque el indudable peso político del actual presidente de la República, José Mujica, y la adhesión popular que despierta.
En tercer lugar, Lacalle Pou cuando tuvo que responder a sus compromisos y explicitar sus propuestas reales desnudó su carácter de clase, profundamente conservador y reaccionario. Dos momentos claves fueron sus afirmaciones de que iba a derogar la ley de responsabilidad penal empresarial y la ley de 8 horas para los trabajadores rurales.
Allí se produjo un cambio sustancial en la campaña: la respuesta con propuesta y movilización del movimiento popular organizado. El movimiento sindical salió a la calle con decenas de miles, más de 40 mil en Montevideo, a expresar su disposición de defender lo conquistado. Pocos días después el movimiento de la diversidad sexual convocó a más de 30 mil personas en la calle. Lo propio hizo con cientos de movidas en todo el país y una gigantesca marcha en Montevideo, con más de 50 mil personas, la Comisión de No a la Baja. Esa participación juvenil tuvo como antecedente el 14 de agosto más grande de los últimos años, también con un centro en el No a la Baja.
Esa movilización popular fue acompañada por el Frente Amplio, en el día del Comité de Base, las movidas de las Redes Frenteamplistas, en especial la Marcha Atrás, las decenas de actividades de Coordinadoras y Departamentales, las caravanas y los 18 actos de cierre en todo el país, todos ellos multitudinarios, en especial el acto final en Montevideo con más de 350 mil personas.
La movilización popular fue un factor decisivo para la victoria del No a al Baja y para la votación que logra el FA. El protagonismo popular organizado, fue, es y será, un factor central de la acción política de la izquierda. Miles movilizados suman para los cambios y la perspectiva transformadora y golpean la estrategia de la derecha. Ello unido al valor estratégico de la unidad del movimiento popular y de la izquierda en el FA. La unidad ha demostrado, una vez más, su potencia política, ideológica y movilizadora.
En estos elementos primarios de balance debemos hablar de la 1001, de su campaña y de su votación. La 1001 desarrolló un gran campaña electoral, con más de 2.500 actividades, fundamentalmente las barriadas y asambleas en centros de trabajo, donde se dialogó directamente con decenas de miles de uruguayas y uruguayos, se identificaron más de 20 mil casas con la 1001 y con el FA, se realizaron movidas juveniles de masas, en especial el cierre de campaña de los Jóvenes 1001 en 18 de Julio con miles de muchachas y muchachos, se tuvo presencia en televisión y en radio, se sacaron decenas de instrumentos propagandísticos, se pintaron cientos de muros, se concretó el programa Frente a Frente de gran llegada, se trabajó en las redes sociales, se realizaron ediciones especiales y regulares de El Popular.
Se conformó una lista y un espacio de trabajo político en torno a la 1001, que se expresa en la incorporación del compañero Marcos Carámbula y de un valioso conjunto de compañeras y compañeros, que trasciende largamente lo electoral y abre una enorme perspectiva política para aportar a la unidad del Frente Amplio y a colocar el planteo estratégico de una democracia avanzada en la izquierda y en nuestra sociedad. Se logró una expresión electoral del Grupo de los 8 que lo sigue proyectando como un espacio de articulación frenteamplista de enorme potencial para aportar al gobierno y a la vida del FA.
Valoramos altamente este esfuerzo político realizado por toda la militancia de la 1001, del PCU y de la UJC, creemos que fue una contribución al FA, a su votación y a su acción política y electoral. Debemos mantenerlo, profundizarlo y encontrar nuevos y mejores caminos para que exprese todo su potencial. Valoramos la votación obtenida, con puntos muy altos en varios departamentos, que Marcos Carámbula sea senador de la 1001, que Oscar Andrade sea diputado por Montevideo y que al menos 5 compañeras y compañeros sean diputados suplentes en el interior del país y accedan al Parlamento.
No obstante ello queremos decirlo sin eufemismos: nos proponíamos más, militamos y luchamos para más y no llegamos a los objetivos que teníamos planteados. Deberemos discutir, continuando el proceso abierto en el Encuentro de Militantes y sobre todo en el XXX Congreso, nuestras formas de relacionamiento con la sociedad toda, nuestros métodos de acción política y también, por supuesto, construyendo PCU y UJC en todo el país.
Terminamos con un reconocimiento a la Comisión de No a la Baja y a todos las y los jóvenes que con su lucha dieron un ejemplo; al movimiento popular uruguayo todo, y en
especial a los trabajadores y trabajadoras por su presencia movilizada y sus propuestas que tan positivamente influyeron en la campaña; a Tabaré y Raúl por su compromiso y su papel en la campaña; a todas y todos los frenteamplistas que de mil maneras se movilizaron y lucharon transformándose en un factor decisivo del triunfo obtenido y muy especialmente, a los militantes de la 1001, del PCU y la UJC por su compromiso, su sacrificio y su disposición de lucha.
Hemos dado pasos muy importantes y le hemos infligido una derrota política muy importante a la derecha y a la restauración neoliberal. Pero todavía falta. Hay que redoblar la militancia hacia el 30 de noviembre y confirmar todo lo avanzado obteniendo la presidencia de la República para Tabaré y la vicepresidencia para Raúl. Hay que ratificar el triunfo del FA y del movimiento popular.
Salud compañeras y compañeros y a desplegar la movilización en todo el país para que el 30 de noviembre el pueblo uruguayo festeje nuevamente y demos otro paso hacia las grandes tareas de la etapa que definimos en nuestro XXX Congreso: "Culminar la segunda independencia con la revolución de liberación nacional, agraria y antimperialista, avanzar en democracia construyendo la democracia avanzada hacia el socialismo, desplegar el más amplio frente continental de pueblos y gobiernos, fortalecer el movimiento popular, su unidad en el PIT-CNT y el sistema de organizaciones populares, afianzar y ampliar la unidad política en el Frente Amplio, son las tareas que nos proponemos. Para esa perspectiva estratégica queremos ganar un tercer gobierno nacional del Frente Amplio. Para todo eso comprometemos nuestra militancia y la construcción de un más grande y fuerte Partido Comunista de Uruguay".
Comité Ejecutivo Nacional del PCU