27 sept 2015

Desbaratan taller esclavo que operaba para Grisino y Bross

ARGENTINA
Sobre 25 trabajadores, la AFIP detectó que el 76% no estaba registrado. Vendían la ropa a grandes firmas.

26 de Septiembre de 2015 

La AFIP informó ayer que allanó un taller textil que confeccionaba prendas para las marcas Grisino y Bross. Sobre los 25 trabajadores relevados los agentes detectaron que el 76% no estaba registrado mientras otros tres eran indocumentados. 
El taller, ubicado en La Matanza, funcionaba bajo el sistema de "camas calientes", es decir que hacía a la vez de vivienda de los obreros y guardería.
Había 12 habitaciones en las que vivían los trabajadores, una menor de 16 años embarazada y una decena de niños que eran cuidados por más de 12 horas diarias por dos personas del lugar. 
En el inmueble coexistían el taller de costura y confección, un sector de estampado que no contaba con las condiciones de salubridad necesarias para la utilización de los químicos y, en un local lindero, se encontraban las áreas de planchado y embalaje de las prendas. 
Las empleadas relevadas manifestaron que su jornada laboral duraba entre siete y 20 horas y que, además, limpiaban los baños y el taller, tarea que no les era remunerada. 
Este hallazgo dio lugar a la denuncia ante el Juzgado Federal N° 2 de Morón, a cargo del Dr. Jorge Rodríguez, quien ordenó el allanamiento del predio y convocó a la Oficina de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, a la vez que informó a la Dirección Nacional de Migraciones, a los efectos de constatar la posible comisión del delito de trata. 
Como resultado del operativo de la AFIP, se detuvieron a dos personas de nacionalidad boliviana: el titular del taller y su hermano, y se secuestraron las prendas y la documentación que comprobaría el vínculo comercial con las firmas Grisino (Creskotec SA) y Bross (Mejlef).
El taller confeccionaba 15 mil prendas mensuales para Crescotek que factura anualmente $ 300 millones, y 3000 remeras para Melfej, que factura $ 80 millones. Y la ganancia era más que considerable, puesto que mientras Grisino abonaba al taller $ 13 por remera, la vendía luego al público a 189 pesos.