La presidenta de Liberia, devastada por la epidemia de ébola, ordenó el “estado de excepción” en el país que incluye conminar a los habitantes a no salir de sus casas en los próximos treinta días.
La primera mandataria Ellen Johnson Sirleaf, decretó el “estado de excepción” por 90 días, lo que implica el cierre de todas las escuelas y también de los mercados públicos, así como la fumigación inmediata de todas las dependencias estatales sin excepción.
“Algunos derechos civiles deberán ser incluso limitados bajo determinadas circunstancias”, advirtió la presidenta en un mensaje emitido por la televisión nacional donde lamentó que “el estado de emergencia nacional decretado hace semanas no alcanzó para evitar que la epidemia se siga propagando. Ahora está amenazando a la sociedad y eso requiere medidas aún más especiales”.
La situación es “alarmante” y algunos reportes empeoran el clima
“La tasa de mortalidad entre los ciudadanos, especialmente entre los trabajadores sanitarios, es muy alarmante y el sistema sanitario está bajo una inmensa presión. Pese a los continuados esfuerzos, las amenazas continúan creciendo: la ignorancia, la pobreza y las enraizadas prácticas culturales y religiosas continúan exacerbando la extensión de la enfermedad, especialmente en los municipios”, puntualizó la presidenta que enfrenta culturas ancestrales de su propia sociedad.
Los trabajadores de la salud son enfrentados duramente por la población, en un país donde la costumbre de besar y abrazar a los muertos antes de enterrarlos es ancestral, pero solo contribuye a difundir la enfermedad.
En algunos lugares, la gente se niega al tratamiento y los pacientes escapan de las emergencias, para ocultarse hasta ser hallados o morir. Algunas familias ocultaron a sus enfermos para no entregarlos y se han contagiado todos. En otros lugares los cadáveres dejaron de ser levantados de las calles por miedo al contagio.
Desde las zonas rurales, tribus enteras emigran a la capital para evitar la peste pero las tropas del Ejército tienen orden de impedir lleguen a la ciudad, lo que genera nuevos focos en los suburbios.