Queriendo matar al mensajero le sale el tiro por la culata
FERNANDO MOYANO
Quiero tomar los comentarios de Tabaré Vázquez sobre Luis Eduardo González como punto de partida para explorar la condición política de Frente Amplio en esta coyuntura.
Hace uno días este politólogo, el Sordo, dijo que Tabaré necesitará al menos 48% de los votos en la primera vuelta de octubre para poder vencer en segunda vuelta. En la última encuesta llegaba al 43% de intención de voto, la proyección sería el 45%. Faltarían tres puntos cruciales.
“Hacen esos números, elucubran, - fue el comentario de Tabaré -y después les pasa lo que les pasó el 1° de junio, hasta el 31 de mayo en el Partido Nacional ganaba por robo un candidato, pero el 1° de junio ganó otro"
Con los números y las elucubraciones no empezaremos al menos por ahora, es necesario un estudio más profundo. N uestro encare es aquí un poco más conceptual.
Es bien cierto que los pronósticos de los encuestadores andan más desprestigiados que los de los meteorólogos, pero lo mismo pasa con todos ellos y con lo que dicen sobre todos los candidatos, la opinión del Sordo González sobre Tabaré es un caso más y no da para la paranoia. “Antivazquista... a un paso de pasarse a la campaña de Luis Lacalle Pou” le han dicho otros frentistas (Leandro Grille en “Caras y Caretas”, editorial del 1/8/14)
Si alguna razón le asiste a Grille en esto es en todo caso en el sentido de que hasta hace poco el Sordo era más bien “vazquista”. Pero hasta cierto punto, porque no ha dejado de serlo completamente. Trataremos de demostrar eso.
La decadencia política del Frente Amplio es un fenómeno bastante visible desde hace tiempo, la decadencia electoral es solamente una manifestación aunque acapare la atención de nuestros politólogos a los que deberíamos llamar “electorólogos” por su visión reduccionista de la política. El Sordo señala lo que se ve, o tal vez lo que se oye aun siendo sordo. Es un mensajero
Nosotros queremos aportar a una visión diferente de la política, que no se reduzca al fenómeno electoral. Iremos construyendo por aproximaciones sucesivas ese concepto de decadencia política del Frente Amplio.
Un punto de partida interesante es lo que dice Tabaré en ese mismo discurso:
"Si cada uno de los uruguayos que está en esta recorrida consiguiera un voto más, el Frente gana en octubre y con más del 60%”
Tabaré no hace más que repetir, sin mucha originalidad, lo que decía Seregni (sin mucha genialidad, digamos) en sus tiempos de campaña. Pero lo que nos interesa aquí el giro de la situación
El proceso de recambio en el Frente hace veinte años -que trajo entre otras cosas el relevo de Seregni por Tabaré en las elecciones de 1994- fue instalando “el país de los tres tercios”, que se mantuvo durante un período. La izquierda (en el sentido amplio del término) representaba electoralmente un 30%, más o menos, con toda su d iferenciación interna. Por distintas razones que podemos ir analizando paulatinamente, ese fue el techo del crecimiento de las fuerzas propias de la izquierda histórica
Diez años después (aproximadamente, el proceso ocurre en forma gradual) se forma “el país de las dos mitades” y eso se expresa electoralmente en el triunfo del Frente Amplio en las elecciones de 2004.
¿Qué pasó? No que la izquierda continuase aumentando sus fuerzas propias. Eso no ocurrió, por distintas razones. Una de ellas fue elsabotaje de Tabaré Vázquez (y otros dirigentes frentistas) a la identidad de izquierda (cambio de nombre, cambio de bandera, de programa, de estilo, de orgánica...).
¿En qué sentido entonces podemos hablar hoy del Frente como “izquierda”? No lo es ni por su programa ni por su práctica política, pero en parte lo sigue siendo por sus referencias, su tradición (registro simbólico e imaginario), y en particular por sus vínculos orgánicoscon el movimiento social de las clases populares. Ese vínculo es de ida y vuelta e incluye el disciplinamiento del movimiento social al régimen político. Pero esa cosa no podría existir sin la otra, es decir si el Frente no siguiese teniendo una base auténticadentro del movimiento social. En ese sentido relativo (de todos esos elementos) hablamos de izquierda.
En ese proceso, ayudado por razones coyunturales que precipitaron una crisis momentánea de los partidos de la derecha tradicional burguesa, la izquierda logró atraer a otro sector de opinión de menor grado de definiciones político-ideológicas. No fue un crecimiento tan fuerte, que cada uno trajese a uno más como se decía, que a partir de 30 se llegase a 60. Pero sí a 50, y eso alcanzó para ganar.
La casa de la izquierda alojó a huéspedes que venían de paso, cada tres dueños de casa dos invitados
Ahora, las palabras de Tabaré Vázquez retrotraen (suponemos que sin quererlo) LA VIEJA SITUACIÓN. Es como si los dos invitados se hubiesen ido “a la calle”, y hay que volver a traerlos. Si eso es lo que ocurre, entonces la izquierda ha retrocedido veinte años.
Como dijimos, estamos tratan do de construir un concepto por aproximaciones sucesivas, y estas son pinceladas para ir armando el paisaje, ya podremos ir afinando. Es obvio que este proceso que señalamos no ocurre ni podría ocurrir como una vuelta lineal al pasado
Lo que se manifiesta acá, con un poco más de precisión, es que el proceso político de decadencia del Frente Amplio (que comprende muchos aspectos y tiene muchas causas) representa un peligro para la continuidad del Frente en el gobierno. Ese peligro consiste en que un sector de opinión que no es de izquierda, que fue atraído hacia la izquierda por razonescoyunturales y que no ha sido en estos diez años realmentereclutado en forma definitiva, ahora no encuentra el atractivo suficiente en esta “casa” en la que es (o era) un huésped transitorio.
Es eso lo que está dicho implícitamente en esas palabras de Tabaré Vázquez, aunque en forma impensada, al resucitar aquella “genial idea” del viejo Seregni de hace veinte a&nti lde;os.¿Será que vamos bien?
Es evidente que a medida que vamos construyendo este concepto que proponemos nos vamos encontrando con muchos aspectos particulares que apuntan hacia distintos problemas. “No ha sido reclutado en forma definitiva para la izquierda”. ¿Por qué no lo ha sido? Porque ya NO HAY un proyecto de izquierda, y por lo tanto esa conversión política es imposible, sería un viaje hacia ninguna parte.
Vamos a describir someramente algunos aspectos de esta decadencia, por ahora nos vamos a centrar en lo que tiene que consecuencias electorales
La pérdida de entusiasmo de la militancia de izquierda. En particular en el Frente Amplio esto se ha manifestado en el descenso del voto en las internas. (Hablamos de la izquierda y no del Frente Amplio. El 4 de agosto se cumplieron 80 años del nacimiento de John Venn, el lógico matemático que inventó los diagramas de los “circulitos”. Entonces: hay un conjunto de gente de izquierda -un circulito-, algunos en el Frente y otros fuera; hay un conjunto de gente en el Frente -otro circulito- , algunos de izquierda y otros no-; estamos hablando de los que son de izquierda estén donde est& eacute;n y no de los que son del Frente, pero como hay muchos que son de izquierda y del Frente -una intersección mayoritaria de esos conjuntos, los circulitos se entrecruzan y hay en el medio una zona común-, lo que es crisis de la izquierda -política, ideológica, cultural, afectiva- afecta al Frente -electoralmente, entre otras cosas-).Afecta, porque reduce la eficiencia del Frente para “invitar de nuevo” a esos huéspedes transitorios
El desmantelamiento del aparato militante Fue algo necesario para la cúpula frentista buscando disminuir el peso de las bases, que ofrecían la principal resistencia al viraje político. No tuvo solamente consecuencias en la política del Frente, sino sobre toda la capacidad de movilización de las clases populares. Pero también en el Frente. Es como una terapia agresiva para combatir un cáncer. La cúpula frentista debió hacerlo, pero destruyó parte de su fuerza, y ahora se nota
La confusión ideológica. ¿Qué es el Frente, socialdemocracia, social-liberalismo, izquierda, nueva izquierda, neodesarrollismo? Ya no se sabe bien. Se levantan discursos contra dictorios. La derecha le marca constantemente las incoherencias y no hay una respuesta clara. Las identidades de los “sectores” (antes propiamente partidos políticos diferenciados, que ya casi no lo son) también se han desteñido, e incluso también se ha buscado desactivarlas, afectando las raíces históricas de la izquierda.
Todos estos elementos han disminuido la eficiencia de política de masas, y una consecuencia es la pérdida de poder de convocatoria electoral
Problemas en el “recambio de motores”. El Frente, a través de una larga evolución, ha dejado de ser un partido de militantespara ser un partido de aparato/votantes pasivos. No podemos decir que esto sea absoluto ni concluido ni tampoco que sea un proceso unidireccional sin idas y vueltas. El aparato militante es un "motor". A medida que se va desinflando se intenta que su tarea la tome un "motor de relevo" de tipo diferente, basado en“comunicadores profesionales” que se dirigen a un público pasivo. Cada punto del proc eso vivido, cada medida de eficiencia, representa una combinación específica entre esos dos “motores”, con un peso relativo de cada uno de ellos, se reparten el esfuerzo. Pero el Frente tiene muchas dificultades en el nuevo terreno comunicativo, nuevo para él. No tiene fuertes vínculos históricos con los propietarios de los grandes medios de comunicación, como sí lo tienen los partidos tradicionales; no tiene el hábito político ni el estilo, su público no se adapta bien al papel pasivo, etc. Se ha dicho que el gobierno ha tenido “problemas de comunicación” queriendo excusar así problemas políticos más serios.
Pero cuando se usa una pantalla es porque esa pantalla también existe, es un problema real. De esta forma, mientras disminuye la potencia del “motor de la izquierda”, el “motor de la derecha” no logra suplirlo por entero
Pero cuando se usa una pantalla es porque esa pantalla también existe, es un problema real. De esta forma, mientras disminuye la potencia del “motor de la izquierda”, el “motor de la derecha” no logra suplirlo por entero
"Falta de renovación” Con este nombre se habla de lo que en realidad son las contradicciones internas de la burocracia frentista, la lucha de fracciones y también entre el interés burocrático general (permanecer en el gobierno, lo que implica hacer algunos cambios) y el interés específico del secto r que predomina en la cúpula (no cambiar nada, o cambiar para peor) y que asume la responsabilidad por los compromisos con las transnacionales, las instituciones internacionales de crédito, los empresarios, las fuerzas armadas, etc.
Y está el otro lado del problema, porque bien se sabe que ningún equipo juega solo en la cancha. La performance del Frente debe medirse en relación a la de sus rivales. Hasta el momento el Frente contaba con la ventaja de poder ofrecer a las clases dominantes algo que sus rivales no podían, la capacidad de contener desde adentro los asomos de rebelión de los trabajadores.
Además de eso, los partidos de la derecha tradicional no terminaban de reponerse de las heridas que vienen de la etapa neoliberal y los costos inevitables por haber llevado adelante esa política impopular, incluyendo la crisis del 2002.
Para las clases dominantes de adentro y afuera el Frente continuaba siendo la opción más segura. Y para las clases oprimidas, representaba al menos la seguridad de mantener las concesiones obtenidas. Sobre ese equilibrio se hacía la plancha.
Además de eso, los partidos de la derecha tradicional no terminaban de reponerse de las heridas que vienen de la etapa neoliberal y los costos inevitables por haber llevado adelante esa política impopular, incluyendo la crisis del 2002.
Para las clases dominantes de adentro y afuera el Frente continuaba siendo la opción más segura. Y para las clases oprimidas, representaba al menos la seguridad de mantener las concesiones obtenidas. Sobre ese equilibrio se hacía la plancha.
Pero luego del momento inicial de desconcierto, los partidos de la derecha tradicional han decidido aceptar esas concesiones hechas, aunque mediatizándolas en algún caso. Han aprendido del gobierno del Frente que pueden ser aprovechadas en beneficio del régimen de dominación capitalista. Podemos ver claramente esto en la polémica sobre la corrupción en ASSE, los partidos tradicionales proponen mantener la representación de los trabajadores, aunque con algunas modificaciones instrumentales.
También por otros lados esa situación ha venido cambiando. La resistencia de los trabajadores comienza a desbordar lentamente, en forma fragmentada y desunida, el corset burocrático. La derecha tradicional aprovecha esa circunstancia para reclamar una política burguesa más agresiva, avanzar un paso más en la consolidación del régimen de dominación de clase (contra las "corporaciones", claro está que no contra la "corporación de los políticos").
El vínculo orgánico del Frente con el movimiento social, que en un momento sirvió para facilitar la política de colaboración de clases, ahora que esa política ya está asentada, pue de ser un obstáculo. Lo que se reclama es que el gobierno frentista rompa totalmente ese vínculo, o que se vaya.
El vínculo orgánico del Frente con el movimiento social, que en un momento sirvió para facilitar la política de colaboración de clases, ahora que esa política ya está asentada, pue de ser un obstáculo. Lo que se reclama es que el gobierno frentista rompa totalmente ese vínculo, o que se vaya.
Por lo tanto, el rol de amortiguador que ha venido cumpliendo el Frente, y que era la gran promesa hace diez años de Tabaré al estilo “pastor”, está sufriendo varios desgastes.
Pero hay además otro elemento de gran importancia, y es la llamada “renovación”. Cuando se está en la oposición no es lo mismo que estando en el gobierno. Pero no se trata tampoco de un problema de edad, de generaciones o de género. Se trata de la capacidad que puedan tener los partidos (luego de una derrota) de superar la etapa de lamerse las herida y de pasarse facturas mutuamente, y llegar en vez de ello a mecanismospartidarios y no fraccionales. La candidatura de Lacalle no representa que esos problemas se hayan solucionado, a la vista está que no, significa solamente que se ha podido dar un pasoen ese camino. Un camino medio triste, si se tiene en cuenta que se hace por la vía dinástica de herencia familiar de los vínculos del aparato partidario.
Pero ese paso es más de lo que el Frente ha podido hacer hasta ahora
El Partido Colorado est&aacut e; más atrás todavía, en el Partido Independiente no nos imaginamos que querría decir “renovación”, y de la izquierda extra-frentista mejor no hablar
Con esto completamos el panorama general.
Veamos las objeciones de Tabaré contra el Sordo González
Tres días antes de las elecciones internas del 1 de junio, Cifra presentó dos encuestas, una referida a esas elecciones y otra a las de octubre. Como bien se sabe, TODAS las encuestas se equivocaron en varios pronósticos sobre las internas, entre ellos el referido a la interna blanca. ¿En qué consistió el error?
Cifra, cuando publica esa última encuesta (en que Larrañaga aparece dos puntos por encima de Lacalle, 47 a 45 con 8% de indecisos) hace una retrospectiva de la evolución de esa disputa mostrando que las diferencias se habían venido achicando todo el tiempo, y, dado que la diferencia de esa última encuesta es menor al error de muestreo, califica la situación de empate técnico. “No se sabe lo que va a pasar. Con nuestros números no se pueden estimar quién va a ser el verdadero ganador”.
Como sabemos, lo que ocurri& oacute; es que Lacalle ganó por un amplio margen, de modo que esa apreciación de empate técnico (diferencia muy pequeña hacia un lado u otro) fue un error.
Pero es completamente falsa la afirmación de Tabaré de que Cifra diese como ganador “por robo” a Larrañaga hasta el 31 de mayo. Y es al menos curioso que Tabaré tenga que apoyar su argumento en una falsa imputación
Ese falso hecho es presentado como argumento por Tabaré paradescalificar la percepción de González sobre un balotaje en noviembre, que considera inevitable, y además de resultado impredecible (“Antes apostaba una hamburguesa, después una torta frita, ahora no apuesto nada”). ¿En qué se basa González?
Esa encuesta de mayo arroja una intención de voto frentista del 43% en octubre y González hace una proyección (en base a los antecedentes y evolución probable) de un 45%, en tanto el piso necesario en octubre para asegurar un triunfo en noviembre sería para él, en base a los antecedentes y posibles trasiegos de votos desde terceras opciones, un 48%.
No hay una explicación detallada del razonamiento de González, pero tenemos las cifras crudas de la encuesta, y razonar es algo que podemos hacer por nosotros mismos.
En octubre según Cifra al fin de mayo “si las elecciones fueran hoy”: FA 43%, PN 32%, PC 18%, PI 2%, AP 1%, y un 4% se reparte entre los chiquitos, el voto en blanco o anulado y los indecisos. No vamos a entrar en elucubraciones, solamente apuntaremos ahora lo elemental. Si entre blancos y colorados suman un 50% (y si metemos también, Tabaré necesitará un piso en octubre que al menos le acerque y luego “comer votos colorados” en noviembre, además de llevarse todo o casi todo del PI, AP y lo que pueda del voto blanco-anulado en el que quedará por lo menos un 2% histórico irreductible.
Luego entran las consideraciones más recientes a partir del escenario posterior a junio. Pero antes de eso debemos tener en cuenta otro error cometido por el Sordo González. Y no es precisamente “antivazquista”.
Respecto de la interna del FA, a fines de mayo pronosticó este resultado: Tabaré 81%, Constanza 15%, y un 4% resta nte de “algo dentro del FA”. ¿Y cuál fue el resultado?
Tabaré 72%, Constanza 16%, y un 12% en blanco parcial (dentro del FA, pero por ninguno). Como vemos, el Sordo le apostó claramente la hamburguesa a Tabaré, pero se quedó sin comer un buen pedazo. Cometió un error de fuerte sobreestimacióndel voto “vazquista”, leve subestimación del voto “constancista”, y grosero desconocimiento de una tercera opción
Tabaré 72%, Constanza 16%, y un 12% en blanco parcial (dentro del FA, pero por ninguno). Como vemos, el Sordo le apostó claramente la hamburguesa a Tabaré, pero se quedó sin comer un buen pedazo. Cometió un error de fuerte sobreestimacióndel voto “vazquista”, leve subestimación del voto “constancista”, y grosero desconocimiento de una tercera opción
Vamos a las posibles fuentes de error
En cuanto a la interna blanca, si la diferencia entre los precandidatos se venía achicando durante todo el período previo, una posible explicación del error es que las encuestas sufren un retraso sistemático respecto de la realidad, tal vez por problemas de metodología, o de encuadre interpretativo, o la forma en que la gente contesta las preguntas. No es tan descabellado pensar que esa podría ser la fuente del error, ya que fue un error general en todas las encuestadoras
Pero si ese el caso, lo que sí es descabellado es suponer que un error de ese tipo se esté cometiendo en la encuesta anticipada sobre octubre, o en su interpre tación. La descalificación de Tabaré no solo es falsa, es además gratuita porque esa fuente de error no es trasladable a esa encuesta anticipada. Puede haber otros errores, no ese.
En cambio el otro error cometido por el Sordo nos da para pensar, porque la posible fuente del error por el que agrandó a Tabaré y achicó las otras opciones dentro del FA, sí podría ser trasladable a octubre y noviembre. ¿No serán las cosas para Tabaré peores todavía de lo que dice el Sordo?
Ya habrá oportunidad de ocuparse de eso, pero vamos a las razones que da el mismo González para ese error. Sostiene que hay distintos “escenarios posibles” y que el más favorable a Tabaré es el de las “cosas congeladas”. Esa visión es coherente con su planteo de que Tabaré representa en este momento más bien la opción “conservadora”, a diferencia de que era hace diez años en que era la expectativa en los cambios.
Conservadora quiere decir acá la apuesta al statu quo, dejar qui eto el equilibrio entre las partes del conflicto social, en el punto alcanzado: la continuidad del sistema capitalista con sus características actuales, a cambio de algunas mejoras y mecanismos de negociación. Se valore esto como se valore, el tema es si las demandas crecientes de cada bando desbordan o no ese statu quo; eso no depende de ninguna política ni mucho menos del “liderazgo” de nadie, depende de esas demandas crecientes.
Y luego de junio este panorama se complica más cuando es claramente la oposición la que pretende encarar la “renovación”, que lo que en realidad quiere decir es proponer un relevo en la gestión de ese régimen, incluyendo los ajustes que reclama la clase dominante.
“En el seno del oficialismo hay también demanda de renovación y modernidad que no está expresada en la oferta principal”. Esto dice el Sordo. Bastante claro, si Tabaré es la opción conservadora, no puede ser al mismo tiempo la renovadora
Lo de “escenario congelado” asocia con aquello que dijo Sendic, “ponemos una heladera e igual ganamos”, en las elecciones municipales de Montevideo en 2010. Pusieron un frigobar e igual ganaron, pero el voto del Frente en Montevide o cayó, uno de cada 4 frenteamplistas prefirió votar en blanco. Las cosas no quedan congeladas, pensar así tiene sus riesgos.
No estamos diciendo en absoluto que sea seguro que Tabaré vaya a perder en noviembre. Pero como no queremos entrar en “elucubraciones”, un análisis serio del problema implicaría un estudio que aún no hemos hecho, y tal vez podamos hacer mañana. De modo que cerraremos por ahora con un resumen de algunos aspectos conceptuales.
· Lo que vivimos es el agotamiento de la oportunidad del Frente de gestionar la continuidad del sistema capitalista ofreciendo la administración del conflicto social. Esa oportunidad provino de la debilidad coyuntural de los bandos
· La clase dominante está ahora frente a esta alternativa: Presionar a la burocracia frentista para provocar un ajuste regresivo en su gestión, o desplazarla. La oposición tradicional burguesa ha logrado, por primera vez, recomponerse mínimamente como para entrar en carrera, y ofrecer su propia gestión como una alternativa creíble
· Para poder contener el disenso social y administrarlo, la burocracia frentista hizo un largo trabajo de desmantelamientode la capacidad de resistencia y organización alternativa de los sectores populares, y de su cultura política. En parte, dada su vinculación orgánica con el movimiento social, ese trabajo fue también autodestructivo
Las dificultades del Frente en esta campaña electoral son un resultado de lo anterior
Fuentes citadas:
FERNANDO MOYANO
postaporteñ@ 1219 - 2014-08-08
postaporteñ@ 1219 - 2014-08-08