Los medios de comunicación "no pueden ser objeto de monopolio y oligopolio”,
"No hay nada de bolivariano en eso", aseguró la jefa de Estado de Brasil, recalcando que la regulación apuntará a impedir monopolios u oligopolios en los medios de comunicación, pero no habrá ninguna propuesta que contemple el control de los contenidos. “La concentración del poder económico difícilmente lleva a relaciones democráticas, la concentración de poder económico lleva a relaciones asimétricas, y con la comunicación no es diferente”, dijo la mandataria Dilma Rousseff.
26 DE SEPTIEMBRE DE 2014
Brasil está maduro para implementar una regulación económica a los medios de comunicación y la iniciativa estará presente en caso de que la presidenta Dilma Rousseff obtenga su reelección en los comicios del mes próximo, según informó el viernes la propia jefa de Estado brasileña en una entrevista con blogueros y periodistas en el Palacio da Alvorada, residencia oficial de la Presidencia brasileña.
Los medios de comunicación "no pueden ser objeto de monopolio y oligopolio”, dijo Dilma, manifestando que tiene una posición favorable a la "regulación económica", que no puede ser confundida con la regulación de los contenidos. Entre los blogueros y periodistas presentes en la entrevista con la mandataria brasileña se encontraba el director de Brasil/247 en Brasilia, Paulo Moreira Leite.
“La concentración del poder económico difícilmente lleva a relaciones democráticas, la concentración de poder económico lleva a relaciones asimétricas, y con la comunicación no es diferente”, agregó la mandataria, indicando que cuando existe una concentración de la propiedad en cualquier sector es posible la regulación gubernamental. En ese sentido, comparó a la comunicación con sectores como el petróleo, la energía y las telecomunicaciones.
La mandataria criticó el control de los contenidos por el Gobierno, lo que calificó como "cosa de país dictatorial" y dijo que lo que se pretende es regular el sector de la comunicación sólo desde el punto de vista económico “para impedir que se establezcan relaciones oligopólicas". Ese proyecto, "no tiene nada de bolivariano", expresó.
La jefa de Estado citó al Papa Francisco que, indicó, acostumbra a decir que hay tres pecados: la desinformación, la calumnia y la difamación. Y entre ellos, añadió, el de la desinformación es un pecado “gravísimo” porque sólo transmite medias verdades e induce a las personas a suponer que se trata de una verdad entera. "Él (el Papa) decía que eso era altamente negativo para las personas”, indicó.
La iniciativa es una añeja aspiración de sectores del Partido de los Trabajadores (PT), que no busca intervenir en los contenidos sino regular económicamente al sector, de modo de evitar monopolios u oligopolios.
Inicialmente lanzada por el periodista Franklin Martins cuando ocupaba el cargo de ministro de la Secretaría de la Comunicación Social de la Presidencia -entre 2005 y 2010-, la iniciativa quedó estacanda en la gestión del actual ministro de las Comunicaciones, Paulo Bernardo.
Meses atrás, al describir esa iniciativa, el PT indicó en un documento que "la democratización de la sociedad brasileña exige que todas y todos puedan ejercer plenamente la más amplia e irrestricta libertad de expresión, lo que pasa por la regulación de los medios de comunicación -impidiendo prácticas monopolistas– sin que eso implique ninguna forma de censura, limitación o control de contenidos".
Al comentar ese documento en mayo pasado, el portal UOL, vinculado al diario Folha de S.Paulo, publicó que el blanco principal de la propuesta es la red Globo, que recibe más de 50 por ciento de la publicidad del país, en muchos casos apoyada por prácticas anticompetitivas, como el pago de bonos a agencias de publicidad, que reciben más premios financieros a medida que más recursos dirigen a la emisora.
Recientemente, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva criticó lo que consideró como "una de las peores campañas negativas de cierta prensa que se tornó el mayor partido de oposición", al asegurar que los grandes medios de comunicación del país escondían las realizaciones del gobierno de Dilma Rousseff.
Con informaciones del diario Valor.