26 sept 2014

Las otras Cataluñas y Escocias de la UE


Las otras Cataluñas y Escocias de la UELos movimientos soberanistas en Europa no son exclusivos de Cataluña y Euskadi, en España, y Escocia, en el Reino Unido. Alrededor de 50 millones de ciudadanos europeos viven en territorios que reclaman más autonomía o la independencia.
Mapa independentista


Las autoridades de Bruselas ya han avisado que un movimiento secesionista supone la salida de ese territorio de la UE. Pero si todas estas eurorregiones acabasen siendo estados miembro, la Unión tendría 50 socios con 60 lenguas oficiales, casi el triple de los idiomas que ahora son considerados oficiales por las instituciones europeas.

A diferencia de los nacionalismos de la primera mitad del siglo xx, los actuales son nacionalismos cívicos, democráticos y profundamente europeístas. La Alianza Libre Europea (Efa, por sus siglas en inglés) defiende el derecho a decidir y cuenta en el Parlamento Europeo con cinco miembros de partidos nacionalistas del País Vasco, Flandes, Escocia y Gales.

El nacionalismo flamenco, conservador y con una hegemonía cultural y política ganada tras su despegue económico a partir de la década del 70, es (junto a los nacionalistas escoceses y catalanes) el que más cerca parece estar de conseguir su objetivo político.

Una reforma constitucional en profundidad, que otorgó soberanía total en muchos ámbitos y que prohíbe el uso del francés en Flandes, no ha calmado las ansias secesionistas de la Nueva Alianza Flamenca, primera fuerza política en el Parlamento Federal de Bélgica.

En la fachada atlántica de los Países Bajos se halla Frisia, territorio con lengua propia y que goza de mayor autonomía del Ejecutivo de Ámsterdam que el resto de las provincias holandesas. El Partido Nacionalista Frisón, con casi un 10 por ciento de apoyo electoral sostenido, gobierna alguna municipalidad frisona importante sin que sus demandas sean mayoritarias en la región.

En el mar Báltico, entre Suecia y Finlandia, está el archipiélago de Aland, donde viven escasamente 12 mil personas con una autonomía de Finlandia casi total, a excepción del ejército. El idioma oficial es el sueco, no el finés, y la mayoría de la población ansía ser independiente de Helsinski o anexionarse a Suecia, Estado al que perteneció hasta la Primera Guerra Mundial.

Bajo soberanía danesa se encuentran las islas Feroe y el archipiélago de Groenlandia, dos territorios donde el conflicto secesionista está generalizado. El independentismo groenlandés ocupa el Ejecutivo de la mayor isla del mundo situada en América del Norte. En el parlamento de las islas Feroe también son mayoría las fuerzas independentistas.

El Partido de la Minoría Húngara, con un apoyo electoral del 9 por ciento, reclama la unión a Hungría de los territorios limítrofes con Eslovenia. En el austriaco estado federado de Carintia, la minoría eslovena agrupa a 20 mil ciudadanos considerados una minoría nacional por Viena. Hace dos años, los eslovenos de Carintia lograron que el esloveno fuera lengua oficial en ciudades con más del 17 por ciento de población eslovena.

En Rumania, la Unión Democrática Magiar cumple un papel similar al de los nacionalistas vascos y catalanes en la dinámica política española. El 35 por ciento del pbi rumano lo aporta Transilvania, región donde vive la minoría húngara. Silesia es otra nacionalidad histórica que perteneció al imperio austrohúngaro hasta su desmembramiento en 1918.

La región austrohúngara de Silesia está divida entre Polonia, República Checa y una pequeña parte en Eslovaquia. Solamente los silesianos polacos reclaman más autonomía y sus derechos nacionales. El Movimiento de la Autonomía de Silesia cuenta con un apoyo electoral cercano al 11 por ciento.

En el noroeste de Italia, en los Alpes y limítrofe con Austria, Suiza y Alemania, se encuentra la eurorregión de Tirol. Tras la fragmentación del imperio austrohúngaro, Tirol del Sur cayó del lado italiano y Tirol del Norte y Este, del lado austríaco. Los tiroleses de Italia hablan italiano y alemán y tanto las escuelas como la administración pública están organizadas de acuerdo a la división lingüística. Los partidos políticos que conforman el parlamento del Tirol italiano son favorables de la anexión a Austria en casi un 70 por ciento.

También es secesionista la Liga Norte, que promueve la separación de la llamada Padania, en Italia, una de las zonas más ricas del país, que abarca regiones como Emilia-Romaña, Lombardía, el Véneto, Liguria y Friuli.

En las repúblicas bálticas la tensión la causa el conflicto lingüístico entre la minoría que habla ruso y quienes se comunican en letón, estonio o lituano. Se da la circunstancia de que en estas repúblicas ex soviéticas el derecho al voto va aparejado al dominio de la lengua oficial, lo que lleva a la minoría rusa a una situación de extrema vulnerabilidad denunciada por el Consejo de Europa.

También existen movimientos nacionalistas en la isla italiana de Cerdeña; en Córcega, única región francesa con un estatuto autónomo que no contempla, sin embargo, que tanto el idioma corso como el francés sean oficiales; en Bretaña y Normandía, ambas regiones con lengua y cultura propias no protegidas por París; y en los estados alemanes de Baviera y Schleswig-Holstein.

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