9 mar 2015

El capitalismo latinoamericano: Polémicas e incertidumbres

Por Eduardo Camín

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En poco tiempo nosotros y nuestro pequeño rincón del mundo hemos cambiado. Nos dicen, que todo viene de afuera, crisis financiera, económica, imágenes feroces de guerras, confusiones y expectativas. Donde los intelectuales institucionales, los grupos `políticos profesionales, acomodan sus cuerpos y palabras para una avalancha de acontecimientos.
Pero para comprender el fondo del asunto es necesario no limitarse a las crisis financieras sino atender a las crisis de producción y de acumulación del capital generadas en los capitalismos atinoamericanos. Algunos críticos de la nueva onda que se oye en los círculos gobernantes de las dos Américas señalan que con la invasión masiva de capitales y la liberación del flujo de capitales se llego demasiado lejos. ¿Demasiado lejos con respecto a qué? Al incremento real de la producción necesaria para pagar a esos capitales sus intereses de renta: un imperialismo parasitario y belicista que necesita más y más para su expansión.
La globalización neoliberalLo que conocemos hoy como globalización responde a una fase de profundización de tendencias inherentes al sistema capitalista (internacionalización del capital, fuerte determinación del imperialismo), así como a la emergencia de factores vinculados a los cambios más recientes protagonizados por la Revolución Científico-Tecnológica.
La globalización representa de esta forma un proceso, lo cual significa que se encuentra históricamente situada y que las condiciones que origina no son invariables sino sujetas a la acción de las fuerzas políticas. De ahí que, además, este proceso esté respaldado por un proyecto ideológico que conocemos con el nombre de neoliberalismo.
El neoliberalismo de la globalización, marca con su sello a la vida social, política, económica y cultural determinando el rumbo de la reconstrucción que experimenta en la actualidad el sistema capitalista. Dos aspectos esenciales se destacan por un lado hacer disminuir la parte del trabajo en el producto social, lo que se realizó por una verdadera ofensiva contra el trabajo… por el otro hacer disminuir la parte del Estado como redistribuidor de riquezas y árbitro social, lo que se hizo por las olas de privatización, no solamente de los sectores económicos, sino también de los servicios públicos, con las políticas de austeridad impuestas por las organizaciones financieras internacionales.
Son precisamente estas dinámicas las que nos permiten comprender que, mientras la globalización es un proceso relacionado con la reestructuración del capitalismo, el neoliberalismo expresa una ideología y una sensibilidad que potencia la lógica unilateral del capital en desmedro de la fuerza laboral y de la legislación en la materia, que promueve una tecnocratización de la política y de la sociedad y un modelo de inserción en el mercado mundial sobre la vía de la apertura y la atracción de inversiones.
En América Latina y el Caribe, una primera fase de la globalización neoliberal acentuó los procesos de desnacionalización de las economías así como las condiciones de un empobrecimiento estructural, en medio de la polarización interna que favoreció la formación de élites económico-políticas transnacionalizadas y la fragmentación del movimiento popular y las formas de resistencia. Esta globalización bajo el esquema neoliberal ha significado formalmente el abandono de los proyectos de desarrollo nacional y en cambio ha favorecido los temas macroeconómicos como: el control de la inflación y el reordenamiento de las finanzas fiscales por ejemplo, con consecuencias destinadas a la destrucción del sindicalismo y la informalización de la economía y con una concentración considerable de las ganancias, al igual que un aumento de las desigualdades sociales.
Para los países latinoamericanos y caribeños esta situación redundó en la apertura unilateral al comercio extranjero, la privatización de empresas estatales, la liberalización del mercado de capital, el ajuste fiscal y la reducción del gasto público, lo mismo que el debilitamiento de la injerencia del Estado en la administración macroeconómica con un crecimiento muy irregular de las economías, pero con un intensificado incremento de la deuda externa y por consiguiente de las condiciones de dependencia del mercado mundial capitalista.
Pero toda esta gestión de las condiciones económicas no hubiese podido llevarse a cabo sin un papel activo de los Estados, lo que significó la transformación de los mismos con transiciones a “formas democráticas” que favorecieron la dominación de élites vinculadas al mercado internacional y las grandes corporaciones; y a un modelo de sociedad cuya sensibilidad básica pasaba por la ausencia de alternativas.
En estas circunstancias,…las democratizaciones ligadas a la más reciente fase de los procesos de globalización, no pueden ser sino democracias restringidas… condenadas al rito electoral en que se elige más de lo mismo o lo menos malo y en el que juzgar sobre el carácter del poder queda fuera del alcance, y a veces hasta de la voluntad, de quienes solo formalmente son ciudadanos. Estos fenómenos tuvieron expresiones históricas diversas y fases que valdría la pena distinguir en el entorno latinoamericano, caribeño e internacional, veremos algunas claves que podrían ayudarnos a pensar/discutir.
De acuerdo con lo señalado el contexto latinoamericano y caribeño hallamos sociedades y gobiernos que no están en control de los procesos de reestructuración económica y política, en donde se acentúo la transnacionalización de las decisiones locales y se reforzó la constitución de una ideología tecnocrática con fenómenos como la impunidad y la acelerada descomposición de ámbitos que afectan tanto el campo de la ética, como el de la política.
Esta descomposición, que se acompaña de la reducción del peso de las economías locales en el mercado internacional, de la dependencia acentuada y de la ausencia de respaldo popular a las medidas empleadas para enfrentar la crisis, es traducida en el imaginario de dominación como el fin de las ideologías y vehiculizada por medio de una serie de medidas de corte tecnocrático destinadas a la represión y fragmentación de la organización popular. La política queda dominada por las figuras creadas por la publicidad y el mercadeo, y cada vez en mayor medida lo político.
Al mismo tiempo, el neoliberalismo —como sensibilidad— marcó el paso de la transformación ideológica de los sectores marginales en sectores excluidos y desechables, lo que explica la fuerte presencia de fenómenos como la exclusión, la pobreza, la precariedad, la violencia y la polarización de nuestras sociedades. La tendencia al crecimiento, medido por la aplicación de programas de ajuste estructural, tuvo como principales consecuencias la privatización, la liberalización del comercio y de los mercados financieros, la “competitividad” como valor, y sobre todo la flexibilización laboral.
Ya durante este periodo el manejo de los asuntos económicos pasó a ser un problema estrictamente técnico, “desligado” de la política, tendiente a equiparar crecimiento económico con desarrollo, siguiendo el modelo presentado por las economías de los países centrales. La combinación entre los intereses de las élites oligárquicas, las disposiciones del mercado internacional, los privilegios y la corrupción paralela a la descomposición de la participación efectiva de la población civil en los procesos políticos y económicos, configuran el contexto en el que nuestros países se introducen a la globalización neoliberal.
Es así, que aun en el marco de la crisis de la ideología neoliberal y sus políticas, de ninguna manera significó el abandono de su programa y sus objetivos. Más aún, hoy cobran particular fuerza a través del programa de liberalización comercial, financiera y de inversiones contenido – por ejemplo – en los Tratados de Libre Comercio (TLC), o en los intentos de acuerdos internacionales como el que en su momento promovió la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para la creación de un Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI).
No obstante algunos autores sostienen que la globalización ha comportado “ventajas y logros” a nivel internacional en la economía y la política, eso sí siempre sin tomar en cuenta al servicio de quiénes están estos logros y con qué objetivos se desarrollan sus propuestas y programas. Pero esta creciente polarización afecta también el marco en que se concentran los beneficios, mientras se globalizan las amenazas a escala local, regional e internacional.
Nunca, como hoy, los efectos de cambios drásticos en las economías (por crisis financieras o efectos producidos en el ambiente por la intervención inadecuada de los seres humanos) o en los sistemas políticos han impacto a tal grado todo el desarrollo de lo que ocurre en el más pequeño rincón del planeta. En los últimos años, como consecuencia de estas políticas y de esta orientación neoliberal, hemos visto emerger algunos fenómenos relacionados con la globalización. Hay una tendencia a nivel internacional a reforzar los mecanismos que promueven políticas de liberalización y libre comercio en virtud de defender las finanzas, la propiedad y las inversiones, en desmedro de los derechos de los seres humanos concretos.
Podemos agregar relacionado con lo anterior, una verdadera expresión de esta tendencia global se ha manifestado sobre lo que algunos teóricos denominan “la privatización de las ganancias y la colectivización de las pérdidas”. Después de múltiples discursos y discusiones académicas acerca de las ventajas y desventajas de la globalización, hoy es posible considerar que si algo se ha globalizado son las amenazas del sistema capitalista sobre el planeta, la globalización de la pobreza Diferentes estudios demuestran que ni en materia tecnológica, ni en acceso a mejores condiciones de vida, ni en mayores canales de información y comunicación el mundo ha avanzado. Al contrario, lo que se aprecia es una concentración de estas herramientas y posibilidades en sectores muy reducidos de población y una amplia masa de seres humanos confinados a las situaciones más críticas, hasta alcanzar cuadros de muerte por hambrunas, sequías, guerras, conflictos étnicos, y epidemias .