Confianza – Por Jorge Pasculli
Es el principal sentimiento que despierta el Dr. Tabaré Vázquez en la ciudadanía. Confianza en que sabrá conducir los destinos del país. No es poca cosa. Es la principal. La que sintetiza todos los méritos y capacidades que un gobernante debe poseer.
Los ciudadanos no podemos ser expertos en política, economía, sociología, medicina, etc., etc. Por eso lo volvimos a elegir. Porque nos inspira confianza en el manejo del país. Porque ya lo hizo y muy bien. Pero no solo los antecedentes pesaron para su elección. Porque habían pasado cinco años, mucha agua bajo el puente y había que ver cómo estaba su “biología” para estos nuevos cinco años.
Y en esta campaña tuvo que poner toda la carne en el asador cuando la mayoría de las encuestas y los analistas se “encandilaron” con un joven e inexperiente candidato que prometía que “todo iría mejor con Coca Cola”. Y lo llegaron a poner cabeza a cabeza. Incluso el día de la elección, en la tarde, algunos “boca de urna” ubicaban a Lacalle Pou en la Presidencia.
Tabaré nunca perdió su confianza y –con respeto por la decisión soberana- siempre expresó que el FA ganaría en primera vuelta. Claudio Invernizzi, su jefe de campaña, reveló hace pocos días que el propio Tabaré le había anunciado los porcentajes por los que iba a ganar, lo que mantuvo en todo momento y no se equivocó.
Sin embargo, metió y luchó en todo momento como si fuera perdiendo. Recorrió el país cinco veces en un año y medio. Siempre con un enorme gusto y sentido de la responsabilidad. “No prometemos imposibles pero lo que prometemos lo cumplimos”.
¿Por qué volvió a presentarse? Es cierto, estaba cumplido. Con su presidencia anterior, difícil de repetir, más los años de militancia, de presentarse y perder, de haber sido intendente, de haber dedicado toda su vida a la medicina y nada menos que a la oncología. En estos 5 años siguió de cerca la vida del país y estuvo al lado de Mujica cada vez que quisieron mostrar fisuras desde afuera.
Volvió porque quiso terminar su vida dedicado al servicio a su pueblo. Volvió limpio, sereno, tranquilo, dispuesto a dar todo para lograr la felicidad de la gente. Eso sí, mantiene su estilo de hombre sobrio, firme, de decisiones pensadas y seguras, de manejo de rienda corta.
Es otro Tabaré. El mismo, pero mejor. Muy liviano de equipaje, más suelto, solo con las cosas esenciales: la constitución, Artigas, y la renovada confianza de la gente. Por todo eso, en el mejor momento de su vida.
La transmisión del mando – Por Juan Martín Posadas
El primero de marzo es el día fijado para la transmisión del mando. Esta columna será publicada el domingo pero, como es obvio, tendrá que ser entregada antes y escrita más antes aún. Por lo tanto yo no podré incluir en este texto ningún detalle de la ceremonia ni acontecimientos de último momento. Lo único que a esta altura sé con seguridad es que ese-este día habrá transmisión del mando.
El hecho de que un presidente entregue pacíficamente el mando una vez concluido su período de gobierno al nuevo mandatario electo no deja de ser importante para la República, no obstante tratarse de una rutina. Es importante y está cargado de significado justamente cuando es una rutina y no una excepción.
Se dice, con razón, que una de las características de un sistema democrático es la rotación en el poder, es decir, que el poder o el gobierno no se eternice siempre en las mismas manos. En este caso, hoy, no hay rotación de partidos; el Frente Amplio ha ganado tres veces las elecciones y ahora comenzará un tercer período de gobierno del Frente. Pero, sin adentrarnos en mayores honduras y dejando el tema para futuras columnas, no es un disparate decir que hay dos Frentes Amplios. Aunque cobijados bajo un mismo lema electoral hay un Frente que sale del gobierno en el día de la fecha y otro Frente que a continuación ingresa. Más allá de las apariencias bastante poder va a cambiar de manos.
El protocolo de la transmisión de mando lleva a que en esa liturgia republicana tenga principal destaque la figura del presidente entrante y que se ubique en un segundo plano la figura del saliente. Este último le pasa la banda al primero, lo abraza y se retira en un escueto mutis por el foro, como corresponde. Tradicionalmente ha sucedido así.
Pero Mujica parece no estar de acuerdo y ha manifestado, en varias, recientes y enojadas manifestaciones, que nadie piense que se va a ir del todo. Recubre su propósito de permanencia con la prestigiosa leyenda del guerrero que es guerrero hasta el último día de su vida. Ha amenazado que tiene treinta y tantos legisladores y que con treinta legisladores va a hacer lo que no pudo cuando tenía todos los legisladores.
Mujica ha creado su propio personaje; algo así como Birdman. Mujica es un “performer”, una estrella. Lo ayudaron la televisión y las revistas (las nacionales y las extranjeras). Kusturica está filmando una película sobre su vida. (También está haciendo un film sobre Maradona). El personaje de Mujica es de película. Él dice que puso al Uruguay en el mundo. Mujica se ha convertido en el personaje que él mismo creó.
No creo -como creen algunos (y quizás él mismo)- que Mujica pueda complicarle la vida al Dr. Vázquez y a su gobierno. De todos modos no es prudente explayarse en especulaciones: en esta época hasta los pronósticos meteorológicos son poco fiables.
Volviendo a lo sustancial, hoy termina el ejercicio de la Presidencia del ciudadano Mujica y comienza el período presidencial del ciudadano Vázquez. Eso es lo principal. Desde mi punto de vista hay que poner los ojos en el gobierno que comienza más que en el gobierno que se va y hay que felicitarse que en esta República Oriental las transmisiones del mando se hacen en fecha.