Un debate sobre posiciones encontradas
La fiscal convocará a los expertos de la Policía Federal que actuaron en el baño y peritos de la querella y defensa de Lagomarsino. Se sumará a la junta médica. Los especialistas contratados por Arroyo Salgado ratificaron su informe. Las dudas.
Por Raúl Kollmann
Las controversias por la muerte de Alberto Nisman intentarán dirimirse en dos instancias. Por un lado, habrá una junta médica, en la que estarán los integrantes del Cuerpo Médico Forense que hicieron la autopsia, los forenses que representan a Sandra Arroyo Salgado, la ex esposa del fiscal, y seguramente un forense designado por la defensa de Diego Lagomarsino. En esa junta se debatirán cuestiones médicas: data de la muerte, espasmo cadavérico, agonía y otros temas. Pero habrá también una segunda instancia: una audiencia criminalística, en la que estarán los expertos de la Policía Federal que actuaron en el baño, seguramente Daniel Salcedo en nombre de Arroyo Salgado y un criminalista designado por Maximiliano Rusconi, a cargo de la defensa de Lagomarsino. En esta segunda instancia se hablará de cómo fue el disparo, si el cuerpo fue movido, las manchas de sangre, si pudo salir alguien del baño y cuestiones similares. Todavía no hay fecha fijada, pero la idea es que se hagan la semana próxima o en la siguiente. En las dos instancias estarían presentes la fiscal Viviana Fein, su secretario, Bernardo Chirichela, y, posiblemente, la jueza Fabiana Palmaghini.
En condicional
La mecánica de la muerte según los peritos de Arroyo Salgado puso ayer en marcha nuevas polémicas en torno de la forma en que murió el fiscal. Osvaldo Raffo, Julio Ravioli y Daniel Salcedo concurrieron a la fiscalía de Viviana Fein a ratificar su firma en el estudio dado a conocer la semana pasada, en el que aseguran que Nisman fue asesinado. Mediáticamente se intentó transmitir ayer una certeza: que al fiscal lo hicieron arrodillarse y le pegaron un tiro en esa posición. La transcripción del texto es bastante más condicional: “es poco probable, dentro de lo posible, que Nisman haya estado de pie”. La base de las suposiciones del texto son las manchas de sangre encontradas en el baño y una especulación sobre cómo pudieron haberse producido. “Son todos datos que admiten presunción en contrario –señaló el conocido forense Mariano Castex–. Ellos tratan de contrarrestar la autopsia oficial, que apunta claramente a que hay más elementos para sostener que hubo un suicidio que un homicidio.”
Contrapunto
La mecánica de la muerte figura en el punto 12 del informe que presentaron los especialistas el jueves 4 de marzo. Aquel día difundieron las conclusiones, pero en el punto 12 sólo pusieron puntos suspensivos. Ahí estaba el núcleo de su hipótesis y no quisieron darlo a conocer. Finalmente, aquella parte del texto se filtró ayer a través del diario La Nación.
La jornada arrancó con un cruce entre Fein y Arroyo Salgado, en el que la fiscal dijo que el punto 12 no existía; la jueza le contestó que estaba en el informe y, más tarde, Fein sostuvo que no quiso decir que existía porque había un acuerdo de confidencialidad con Arroyo Salgado. En el medio usaron términos de cierta dureza. Por ejemplo, la jueza dijo en radio Vorterix, “le mienten a la gente”, refiriéndose a Fein y ésta contestó que Arroyo Salgado pide todo el tiempo que no se filtre información y hace todo lo contrario.
Mecánica
Como ya adelantó Página/12, Raffo-Ravioli-Salcedo sostienen que a Nisman lo llevaron amenazado hasta el baño y, a partir de lo que se difundió ayer, quedan trazados los instantes finales de esa suposición: el asesino habría obligado al fiscal a arrodillarse (con una pierna en el piso) y le habría disparado desde el costado y de atrás. La conclusión surge esencialmente de las manchas de sangre, un dato más que relativo porque –como se recordará– cuando la jueza Fabiana Palmaghini autorizó la inspección ocular del departamento de Le Parc, les advirtió a Arroyo Salgado y a los peritos que por ese departamento y ese baño ya habían transitado decenas de personas en el mes transcurrido desde la muerte del fiscal.
Para los peritos oficiales la muerte se produjo –probablemente– con Nisman parado frente a la bacha del lavatorio y frente al espejo. “Existe algo que se llama el síndrome del espejo y que es bastante común en suicidas”, sostuvo el profesor de criminalística Raúl Torre hace más de un mes. Según la madre, Sara Garfunkel, el cuerpo estaba paralelo a la bañadera, con los pies al lado del lavatorio, la cabeza obstruyendo la puerta, en un charco de sangre y con la pistola debajo del hombro.
Para los peritos de Arroyo Salgado, en cambio, a Nisman lo mataron frente a la bañadera, arrodillado, y el asesino, después de disparar, movió el cuerpo para salir del baño.
Duda I
El criminalista Luis Olavarría argumenta: “La cuestión postural no dice nada sobre la alternativa suicidio-homicidio. Arrodillado pudo haberse quitado la vida y arrodillado lo pudieron haber matado. Es más, si el fiscal estaba arrodillado y el disparo tiene, como coinciden todos, una trayectoria levemente ascendente, se forzó una posición incómoda de la muñeca. En ejecuciones de este estilo, con la persona arrodillada, el tiro es obviamente de arriba hacia abajo. Además, todavía hay que explicar cómo hizo el supuesto homicida para matar, correr el cuerpo, salir del baño y volver a correr el cuerpo para obstruir casi totalmente la puerta. ¿Usó un resorte? Esto pasa cuando quieren contrarrestar las conclusiones de la autopsia, que apuntan al suicidio, forzando otra hipótesis. Es como meter un elefante en una heladera”.
Duda II
Una de las primeras objeciones que surgen es por qué no hubo ninguna reacción del fiscal, ni un manotazo, algún movimiento de resistencia ante lo que equivalía a una ejecución. En su cuerpo no hay lesiones defensivas ni en el baño quedaron rastros de pelea o al menos de desorden.
Duda III
Los hombres de Arroyo Salgado involucran al técnico informático Diego Lagomarsino en el supuesto plan del homicidio. Consideran que es parte de un servicio de Inteligencia al que no identifican, pero que es una estructura poderosa que armó el homicidio y ahora vuelca dinero en su defensa. Esta hipótesis necesita que Lagomarsino sea parte del plan porque es el dueño del arma que produjo la muerte de Nisman. Además, Lagomarsino tenía la confianza de Nisman, podía entrar y salir libremente del edificio y hasta acercarse a un centímetro para disparar. Por eso, los hombres de Arroyo Salgado dicen que no creen en la versión de que Lagomarsino le prestó el arma a Nisman: “Es una mentira”.
Se necesita una explicación para el hecho de que Lagomarsino haya usado un arma que está a su nombre y, adicionalmente, para el hecho de que la haya dejado en el lugar. Si fue el informático o alguien que estaba con él, la lógica era que se llevaran la pistola porque era dejar el nombre y apellido en la escena. Pero, además, hay otro punto que deberá explicarse: el custodio Rubén Benítez testimonió que el fiscal le pidió un arma también a él. Es decir que era Nisman quien buscaba una pistola, no Lagomarsino el que la puso en la escena.
“La medicina legal no es una ciencia exacta. Los forenses emitimos opiniones, son probabilidades sobre las que debe expedirse un juez –explicó Castex–. Los datos expuestos por la querella admiten presunción en contrario. Y me parece imprudente profesionalmente decir que se descartan hipótesis como la del suicidio. Hay puntos que habrá que estudiar con detenimiento.”
Quienes tienen experiencia en casos como éstos sostienen que tal vez las claves no estén hoy en la medicina ni en la escena de los hechos. Tal vez lo decisivo esté en las computadoras y celulares. Pero, por ahora, eso está parado .