VINCENZO CESAREO, SOCIOLOGO ITALIANO EXPERTO EN MIGRACIONES
“Enfrentemos las causas del problema”
El secretario general del Instituto para el Estudio de la Multietnicidad habla sobre la emergencia migratoria en Europa y señala como trasfondo el desequilibrio mundial entre países ricos y pobres, además de las guerras y las dictaduras.
Por Elena Llorente
Desde Roma
Manifestantes en Ventimiglia llevan como consigna “somos todos ciudadanos del mundo; no fronteras”.
Imagen: EFE.
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El éxodo migratorio hacia Europa no es sólo un problema de Italia o de Grecia. En los países que tienen fronteras con estados no miembros de la Unión Europea, como España –en sus colonias de Ceuta y Melilla– con Marruecos o Hungría con Serbia, sólo por dar algunos ejemplos, se verifica el mismo fenómeno pero por tierra. A la masiva llegada de inmigrantes está tratando de dar una respuesta la Unión Europea, para lo cual están reunidos desde ayer en Bruselas los jefes de Estado y de gobierno de los 28 países miembros. ¿Pero cuáles son las causas de estas migraciones que se han hecho particularmente multitudinarias en 2015 y cuáles los remedios? El profesor Vincenzo Cesareo, sociólogo experto en migraciones, que ha enseñado en numerosas universidades de Italia y es actualmente el secretario general de la Fundación ISMU, el Instituto para el Estudio de la Multietnicidad con base a Milán, en una entrevista de Página/12 explicó algunos aspectos de este fenómeno.
–Profesor Cesareo, se han dado muchas explicaciones de por qué en este momento miles de inmigrantes, principalmente de Africa y Medio Oriente, tratan de llegar a Europa. Pero según usted, ¿cuáles son las verdaderas causas?
–Existe una distinción tradicional entre migraciones forzadas (los que escapan de una guerra o una dictadura y que piden asilo) y migraciones económicas, es decir voluntarias. En la realidad de hoy, sin embargo, esta diferencia –que tiene una validez conceptual y jurídica– encuentra muchas dificultades para poder ser identificada. Porque en muchos casos estas dos modalidades se mezclan. La migración forzada se mezcla con la voluntaria, por la extrema pobreza que además reina en los países de origen. A mi manera de ver, en realidad hay una mezcla de factores que no siempre pueden ser reducidos a las dos categorías originales.
–Pero en estas migraciones ¿no ha influido de alguna manera lo que hacen o han hecho los países ricos en esos países pobres? Y no me refiero sólo a las guerras, estimuladas a menudo por los fabricantes de armas, sino también a la explotación de la gente por parte de empresas multinacionales pertenecientes a los países ricos.
–También esto puede ser una causa. Las causas son muchas. Pero para afrontar realmente la cuestión hay que tratar de ver las causas en cada país. La situación actual de las migraciones en Europa es una emergencia y no se resolverá en un plazo breve. Durará bastante. Por lo cual hay que afrontar la situación actual de la forma más realista posible. Pero también habría que hacer un proyecto, tener una mirada a largo plazo, para llegar a las causas en cada país y actuar sobre ellas. Porque son las causas las que actúan sobre todo lo demás. Si no detectamos las causas, si no las afrontamos y las eliminamos, no resolveremos el problema. En el fondo de todo esto, además de las guerras y las dictaduras, hay un desequilibrio mundial tan elevado entre países ricos y pobres que empuja estos flujos migratorios.
–Si las guerras y el desequilibrio mundial entre los países ricos y pobres están entre las causas, ¿no deberían asumirse parte de la responsabilidad de estas migraciones los países que de una u otra manera han tenido que ver con esas guerras y esos desequilibrios? Me refiero no sólo a Europa sino también a Estados Unidos.
–Estados Unidos recibe ya muchos inmigrantes, sobre todo de América latina. Las migraciones de ahora hacia Europa son un problema que debe ser resuelto en nuestra área geográfica, con Europa, con Africa y Medio Oriente, que están geográficamente en contacto.
–¿La globalización ha tenido un rol en todo esto?
–Hay un nexo entre migraciones y globalización, porque ésta incluye no sólo la posibilidad de hacer circular dinero, materias primas, etc. sino también personas. La globalización tiene aspectos negativos y positivos, como en todos los procesos históricos. Pero debemos estar atentos a no ver todo blanco o todo negro. La realidad es mucho más complicada y dinámica de los que nosotros podemos imaginar.
–¿Usted cree que Europa y Estados Unidos están realmente interesados a llegar a las causas y actuar para cambiar las cosas?
–Es el camino obligado. En la medida en que se logre reducir o acabar posiblemente con las guerras en curso, por un lado, eliminando las dictaduras y apoyando a las fuerzas democráticas, se habrá dado un gran paso. Por otro lado, a nivel de la pobreza, el problema no sólo está en la falta de recursos de un país sino a menudo en el modelo social de esos países que no permiten una modernización. Una democracia podría modificar el modelo social.
–¿Qué piensa de la actitud de países como Francia, Inglaterra o Hungría que han dicho que no aceptarán nuevos refugiados?
–Es una actitud muy preocupante porque, además de los aspectos directamente ligados a la inmigración, constituye un indicador negativo de lo que debería ser el concepto de unidad europea, de una Unión Europea que sea verdaderamente una comunidad. Este hecho de dar un paso atrás, de cerrarse, de poner barreras, este hecho de no compartir responsabilidades es un síntoma de la carencia de identidad europea, lo que demuestra que estamos todavía lejos de la construcción de la Europa unida.