URUGUAY
El aire pesado y húmedo, extraño para respirar a fines de junio, envolvió a cientos de personas que en la tarde del sábado marcharon desde el Hospital de Clínicas hasta la sede del Ministerio de Defensa Nacional (MDN) bajo la consigna “Fuera Huidobro. ¡Queremos Justicia!”
Convocó la Coordinadora Veintisietedejunio, que aunó a Plenaria Memoria y Justicia, el Frente de Participación Estudiantil, Asamblea Popular, el Partido Comunista Revolucionario, el Sindicato Único de Automóviles con Taxímetro y Telefonistas, la Coordinadora de Sindicatos de la Enseñanza del Uruguay y la Asociación de Docentes de Enseñanza Secundaria (ADES), entre otras organizaciones sociales y manifestantes independientes, con la adhesión de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay.
Decidieron movilizarse en el 42° aniversario del golpe de Estado en Uruguay, para recordar la resistencia al terrorismo de Estado mediante la Huelga General, exigir la renuncia del ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, y reclamar cambios “en el rumbo de las políticas de derechos humanos”.
“Estamos contra la impunidad de los más de 500 represores que siguen sueltos en nuestras calles, estamos contra la excarcelación de [José] Gavazzo y los privilegios de los que gozan los torturadores de la reclusión VIP. Estamos denunciando las obstaculizaciones (o la inoperancia) de las autoridades con respecto a las investigaciones y políticas de derechos humanos, donde el ministro de Defensa ha sido el principal responsable”, sostenía la convocatoria.
“Queremos rescatar el 27 de junio como un día de lucha; saber qué pasó y dónde están los compañeros desaparecidos, y hacer justicia con responsables militares y civiles”, puntualizó Claudio Álvarez, integrante de la Comisión de Derechos Humanos de ADES-Montevideo, a la diaria. Criticó que “muchos militares acusados de delitos de lesa humanidad sigan en funciones, o que sean ascendidos sin pasar por un proceso de investigación seria; que no se investiguen las denuncias que hacen las organizaciones de derechos humanos; y que se refuercen ‘fichajes’ de luchadores sociales por medio del programa de vigilancia El Guardián o mediante infiltraciones en movilizaciones docentes”, acciones que calificó como “continuidades del terrorismo de Estado”.
Como una trinchera
Frente al Hospital de Clínicas se recordó “la atención que recibieron muchos compañeros heridos durante la resistencia al golpe de Estado”. La marcha continuó por la avenida Garibaldi, al grito de “¡No queremos más fachos! ¡No queremos milicos!”, hasta el local de la Asociacion de Funcionarios del CASMU, en cuyo fondo funcionó un berretín, un “refugio solidario” donde se dio resguardo a militantes “sin preguntar su pertenencia política”. Los pasos lentos avanzaron hacia 8 de Octubre mientras la coordinación vociferaba desde el parlante que “la memoria histórica no desaparece: se hace desde la lucha”.
Siete policías con cascos y escudos, parados en el predio del MDN, observaban la movilización que finalizaba. Sobre la valla amarilla instalada delante de las rejas del lugar se colgaron más carteles con fotos de desaparecidos y trapos con leyendas dirigidas al ex presidente José Mujica (“Pepe: no hay pobres viejitos. Hay milicos asesinos”). En el asfalto, un grafiti sellaba: “Huidobro traidor. Retiren tropas mercenarias de Haití”.
Frente al MDN se emplaza el Liceo 8. La proclama recordó a Santiago Rodríguez Muela, estudiante de ese centro asesinado por una patota que el 11 de agosto de 1972 ingresó al local para interrumpir una asamblea. En la figura de este joven los manifestantes homenajearon “a todos los estudiantes que resistieron al despotismo y lucharon por un mundo mejor”. “Nuestros jóvenes siguen luchando. Hoy empuñan las armas de la solidaridad”, expresaron.