La historia del informe sobre Trump: fuentes secretas, un encuentro en un aeropuerto y John McCain.Lo que comenzó como una investigación para sacar trapos sucios de Trump en las primarias republicanas fue creciendo hasta convertirse en una historia de alcance global que nadie ha podido confirmar
Julian Borger - Washington
Donald Trump ofreció este miércoles la primera rueda de prensa desde que fue elegido presidente EFE
Los extraordinarios aunque no verificados documentos publicados el martes sobre las relaciones de Donald Trump con Moscú nacieron como una investigación promovida por un rival político dentro del Partido Republicano, un elemento tan esencial de la política estadounidense como los carteles de candidatos en las puertas de las casas o los globos de colores.
Existe una pequeña industria de empresas de investigación en Washington, generalmente montadas por experiodistas y exagentes de seguridad, que se dedican a buscar información sobre políticos que los políticos quisieran mantener en secreto. Estas empresas a menudo no saben quién es exactamente el que contrata sus servicios: la solicitud puede provenir de un despacho de abogados que actúa en nombre de un cliente de un partido.
En este caso, la reclamación de información que sirviera para utilizar contra Donald Trump llegó de uno de sus rivales en las primarias republicanas. La empresa de investigación contactó después con un subcontratista con el que generalmente trabajaba en todo lo relacionado con Rusia: un exagente de contrainteligencia de Europa occidental, con mucha experiencia en el mundo oscuro de espías y siloviki (altos cargos con pasado en los servicios de inteligencia) de Moscú
Pero para cuando el agente comenzó la investigación, las primarias republicanas ya habían acabado. El cliente original se había retirado, pero la empresa que lo había contratado ya había encontrado un cliente nuevo: un cliente del Partido Demócrata. No tenía por qué ser necesariamente el equipo de campaña de Hillary Clinton ni el Comité Nacional Demócrata. Este tipo de investigaciones suelen ser financiadas por personas con mucho dinero que han donado todo lo que les está permitido y buscan otras formas de ayudar.
En julio, el agente de contrainteligencia ya había conseguido una cantidad de material significativa, utilizando fuentes rusas cuya confianza había cultivado durante años, no sólo en Moscú, sino también entre los oligarcas rusos que viven en Occidente. El agente entregó sus informes, pero la gravedad de su contenido lo había dejado impresionado. Si las alegaciones eran ciertas, las implicaciones serían espectaculares.
Entonces entregó una copia de los documentos a antiguos colegas del FBI, cuya división de contrainteligencia era perfecta para investigar el tema. También se cree que envió una copia a los servicios de inteligencia de su país, pero estos estaban limitados a la hora de actuar y prefirieron que los estadounidenses llevaran adelante su propia investigación y sacaran sus conclusiones.
Un giro a pocos días de los comicios
En otoño, el FBI pidió más información al investigador, pero éste no supo más sobre esas pesquisas. El FBI parecía estar obsesionado con la investigación del material confidencial y secreto que era enviado a través del servidor privado de email montado por los asistentes de Clinton. El director del FBI, James Comey, desestabilizó la campaña a sólo 11 días de las elecciones generales al anunciar que sus investigadores estaban analizando material recién descubierto (sobre los emails de Clinton).
El antiguo agente de inteligencia se preocupó pensando que alguien estaba encubriendo sus descubrimientos. En octubre, en un viaje a Nueva York, lo convencieron de que contara su historia a David Corn, jefe de la oficina en Washington de la revista Mother Jones, que fue el primero en informar sobre la existencia de ese material el 31 de octubre.
Sin embargo, el FBI siguió negándose a hablar del tema, a pesar de que, según algunas informaciones, pidió y quizás consiguió una orden judicial del tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés) para poder investigar. El silencio en sí no era sorprendente. La división de contrainteligencia del FBI, con oficinas centrales en Washington, es extremadamente reservada, mucho más que la oficina de Nueva York, que tenía un fuerte vínculo con el exfiscal y exalcalde Rudy Giuliani , que estaba en ese momento trabajando para Trump. Las amenazas de filtraciones desde Nueva York sobre los correos electrónicos de Clinton fueron lo que supuestamente llevó a Comey a hacer el sorprendente anuncio de octubre.
A mediados de noviembre, los documentos aparecieron a Washington por otra vía, lo que hizo que fueran mencionados en el informe conjunto de Inteligencia sobre la intervención rusa que se entregó al presidente Obama y al presidente electo Trump. El 18 de noviembre, se inauguró en Halifax el Foro sobre Seguridad Internacional que se realiza anualmente en la ciudad canadiense y que reúne a agentes de seguridad y de política exterior de todo el mundo, tanto activos como retirados.
McCain entra en escena
El senador John McCain, un republicano de línea dura, estuvo allí y le presentaron a un diplomático occidental retirado que había visto los documentos, que conocía a la fuente y que la creía muy fiable. McCain decidió que las implicaciones eran lo suficientes alarmantes como para enviar un emisario de su confianza para que se reuniera con la fuente y averiguara más.
El emisario rápidamente cogió un vuelo transatlántico y se encontró con la fuente en un aeropuerto, como estaba pactado (The Guardian ha aceptado no revelar la ciudad ni el país donde se encontraron). El encuentro tuvo un aire a película sobre la Guerra Fría, porque al emisario le dijeron que buscara a un hombre que estuviera leyendo el Financial Times. Una vez se encontraron, el agente de contrainteligencia retirado llevó al emisario a su casa, donde hablaron de los documentos y de la investigación.
Un día más tarde, el emisario volvió a Estados Unidos y le mostró a McCain los documentos, diciéndole que era casi imposible corroborarlos sin una investigación apropiada. McCain le dijo que no quería involucrarse en el tema por temor a que se pensara que lo hacía como represalia por los comentarios ofensivos que Trump hizo sobre él durante la campaña.
Sin embargo, el 9 de diciembre McCain concertó una reunión a solas con Comey, sin ningún asesor presente, y le entregó los documentos.
" Al analizar el contenido, y no ser capaz de corroborar su veracidad, le entregué la información al director del FBI. Ese ha sido todo mi contacto con el FBI o con ninguna otra agencia gubernamental sobre este tema", aseguró el senador en su declaración del miércoles por la mañana.
No queda claro qué llevó al FBI a incluir un resumen de los documentos en un informe extremadamente confidencial que entregaron al presidente, al presidente electo y a sus respectivos equipos, antes de que la agencia hubiera concluido su investigación. Pudo haberse tratado de una medida defensiva, para que luego no pudiera decirse que la agencia participó en el encubrimiento, o quizás porque los investigadores creyeron que los documentos eran creíbles.
Cualquiera que fuera el motivo, el informe se filtró rápidamente, primero a la CNN, que informó sobre el material el miércoles. Esto provocó la polémica decisión de BuzzFeed de publicar en su sitio web una copia completa de los documentos. No está claro de dónde los sacó BuzzFeed. El autor de los informes había sido muy cuidadoso al eliminar toda referencia a sus fuentes rusas en las copias que entregó a los medios de comunicación, incluido The Guardian, por temer por su seguridad. La versión sin editar puede haber procedido del cliente original que encargó la investigación, o de algún intermediario entre el agente de contrainteligencia y el cliente.
Traducido por Lucía Balducci
Donald Trump ofreció este miércoles la primera rueda de prensa desde que fue elegido presidente EFE
Los extraordinarios aunque no verificados documentos publicados el martes sobre las relaciones de Donald Trump con Moscú nacieron como una investigación promovida por un rival político dentro del Partido Republicano, un elemento tan esencial de la política estadounidense como los carteles de candidatos en las puertas de las casas o los globos de colores.
Existe una pequeña industria de empresas de investigación en Washington, generalmente montadas por experiodistas y exagentes de seguridad, que se dedican a buscar información sobre políticos que los políticos quisieran mantener en secreto. Estas empresas a menudo no saben quién es exactamente el que contrata sus servicios: la solicitud puede provenir de un despacho de abogados que actúa en nombre de un cliente de un partido.
En este caso, la reclamación de información que sirviera para utilizar contra Donald Trump llegó de uno de sus rivales en las primarias republicanas. La empresa de investigación contactó después con un subcontratista con el que generalmente trabajaba en todo lo relacionado con Rusia: un exagente de contrainteligencia de Europa occidental, con mucha experiencia en el mundo oscuro de espías y siloviki (altos cargos con pasado en los servicios de inteligencia) de Moscú
Pero para cuando el agente comenzó la investigación, las primarias republicanas ya habían acabado. El cliente original se había retirado, pero la empresa que lo había contratado ya había encontrado un cliente nuevo: un cliente del Partido Demócrata. No tenía por qué ser necesariamente el equipo de campaña de Hillary Clinton ni el Comité Nacional Demócrata. Este tipo de investigaciones suelen ser financiadas por personas con mucho dinero que han donado todo lo que les está permitido y buscan otras formas de ayudar.
En julio, el agente de contrainteligencia ya había conseguido una cantidad de material significativa, utilizando fuentes rusas cuya confianza había cultivado durante años, no sólo en Moscú, sino también entre los oligarcas rusos que viven en Occidente. El agente entregó sus informes, pero la gravedad de su contenido lo había dejado impresionado. Si las alegaciones eran ciertas, las implicaciones serían espectaculares.
Entonces entregó una copia de los documentos a antiguos colegas del FBI, cuya división de contrainteligencia era perfecta para investigar el tema. También se cree que envió una copia a los servicios de inteligencia de su país, pero estos estaban limitados a la hora de actuar y prefirieron que los estadounidenses llevaran adelante su propia investigación y sacaran sus conclusiones.
Un giro a pocos días de los comicios
En otoño, el FBI pidió más información al investigador, pero éste no supo más sobre esas pesquisas. El FBI parecía estar obsesionado con la investigación del material confidencial y secreto que era enviado a través del servidor privado de email montado por los asistentes de Clinton. El director del FBI, James Comey, desestabilizó la campaña a sólo 11 días de las elecciones generales al anunciar que sus investigadores estaban analizando material recién descubierto (sobre los emails de Clinton).
El antiguo agente de inteligencia se preocupó pensando que alguien estaba encubriendo sus descubrimientos. En octubre, en un viaje a Nueva York, lo convencieron de que contara su historia a David Corn, jefe de la oficina en Washington de la revista Mother Jones, que fue el primero en informar sobre la existencia de ese material el 31 de octubre.
Sin embargo, el FBI siguió negándose a hablar del tema, a pesar de que, según algunas informaciones, pidió y quizás consiguió una orden judicial del tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés) para poder investigar. El silencio en sí no era sorprendente. La división de contrainteligencia del FBI, con oficinas centrales en Washington, es extremadamente reservada, mucho más que la oficina de Nueva York, que tenía un fuerte vínculo con el exfiscal y exalcalde Rudy Giuliani , que estaba en ese momento trabajando para Trump. Las amenazas de filtraciones desde Nueva York sobre los correos electrónicos de Clinton fueron lo que supuestamente llevó a Comey a hacer el sorprendente anuncio de octubre.
A mediados de noviembre, los documentos aparecieron a Washington por otra vía, lo que hizo que fueran mencionados en el informe conjunto de Inteligencia sobre la intervención rusa que se entregó al presidente Obama y al presidente electo Trump. El 18 de noviembre, se inauguró en Halifax el Foro sobre Seguridad Internacional que se realiza anualmente en la ciudad canadiense y que reúne a agentes de seguridad y de política exterior de todo el mundo, tanto activos como retirados.
McCain entra en escena
El senador John McCain, un republicano de línea dura, estuvo allí y le presentaron a un diplomático occidental retirado que había visto los documentos, que conocía a la fuente y que la creía muy fiable. McCain decidió que las implicaciones eran lo suficientes alarmantes como para enviar un emisario de su confianza para que se reuniera con la fuente y averiguara más.
El emisario rápidamente cogió un vuelo transatlántico y se encontró con la fuente en un aeropuerto, como estaba pactado (The Guardian ha aceptado no revelar la ciudad ni el país donde se encontraron). El encuentro tuvo un aire a película sobre la Guerra Fría, porque al emisario le dijeron que buscara a un hombre que estuviera leyendo el Financial Times. Una vez se encontraron, el agente de contrainteligencia retirado llevó al emisario a su casa, donde hablaron de los documentos y de la investigación.
Un día más tarde, el emisario volvió a Estados Unidos y le mostró a McCain los documentos, diciéndole que era casi imposible corroborarlos sin una investigación apropiada. McCain le dijo que no quería involucrarse en el tema por temor a que se pensara que lo hacía como represalia por los comentarios ofensivos que Trump hizo sobre él durante la campaña.
Sin embargo, el 9 de diciembre McCain concertó una reunión a solas con Comey, sin ningún asesor presente, y le entregó los documentos.
" Al analizar el contenido, y no ser capaz de corroborar su veracidad, le entregué la información al director del FBI. Ese ha sido todo mi contacto con el FBI o con ninguna otra agencia gubernamental sobre este tema", aseguró el senador en su declaración del miércoles por la mañana.
No queda claro qué llevó al FBI a incluir un resumen de los documentos en un informe extremadamente confidencial que entregaron al presidente, al presidente electo y a sus respectivos equipos, antes de que la agencia hubiera concluido su investigación. Pudo haberse tratado de una medida defensiva, para que luego no pudiera decirse que la agencia participó en el encubrimiento, o quizás porque los investigadores creyeron que los documentos eran creíbles.
Cualquiera que fuera el motivo, el informe se filtró rápidamente, primero a la CNN, que informó sobre el material el miércoles. Esto provocó la polémica decisión de BuzzFeed de publicar en su sitio web una copia completa de los documentos. No está claro de dónde los sacó BuzzFeed. El autor de los informes había sido muy cuidadoso al eliminar toda referencia a sus fuentes rusas en las copias que entregó a los medios de comunicación, incluido The Guardian, por temer por su seguridad. La versión sin editar puede haber procedido del cliente original que encargó la investigación, o de algún intermediario entre el agente de contrainteligencia y el cliente.
Traducido por Lucía Balducci