11 sept 2015

Adiós al TISA, Mercosur es la plataforma de relacionamiento

Por Daniel Caggiani, diputado uruguayo (MPP)


tisa-mercosur





Desde nuestro punto de vista, Mercosur debe construir y sostener posiciones en común en materia de negociaciones multilaterales de comercio que afectan el desarrollo de nuestras economías. Salvo Paraguay, que también es parte del TISA, y Uruguay, que se incorporó recién este año luego de casi dos años de iniciadas las negociaciones, Mercosur no tenía una participación como bloque ni una discusión al respecto para confluir en una posición común sobre el tratado.
Esto no debe hacernos perder de vista que la estrategia de negociación en bloque del Mercosur con otros bloques, tiene que ser potenciada mucho más de lo que está en la actualidad, con el escenario económico global que estamos viviendo. Desde el Mercosur tenemos que plantearnos diferentes tipos de negociación y diálogo político, con bloques como los BRICS, con países del sur de África, con los países del Caribe y Centroamérica, etc.
Desde el Movimiento de Participación Popular (MPP) propusimos que Uruguay debe salirse del TISA, porque es incompatible con nuestro planteo de tener al Mercosur como plataforma de relacionamiento con el mundo. Esto es lo que establece el propio programa del Frente Amplio en materia de política internacional, que es lo que le propusimos a la ciudadanía y por el cual nos votó en octubre de 2014.
Reiventar el Mercosur
El punto central aquí es que el Mercosur debe reinventarse. Cuando se logró relanzar el Mercosur con Ouro Preto II, en el 2004, se generó una agenda que hoy-a diez años- está básicamente completa. En el aspecto de las asimetrías, las economías relativamente más pequeñas tienen un trato especial en lo que hace a recursos para infraestructura, a través del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur. Pero ahora debemos pasar a otro nivel que atienda específicamente el aspecto productivo y comercial, donde la discusión macro del patrón de acumulación se coloque en el plano regional y de allí se identifiquen etapas concretas de complementación productiva.
En los últimos años, Uruguay ha logrado diversificar los mercados , y esto no ha debilitado al Mercosur. El problema real radica en que para las potencias del norte, somos proveedores de materias primas y por lo tanto competimos entre nosotros. Ese patrón de inserción en el mundo es el que debe ser modificado, y ningún país lo puede realizar de manera aislada, ni Brasil.
En un contexto donde sobran los diagnósticos, casi siempre desde la óptica del poder económico y financiero dominante, hay todo un campo de análisis mínimamente desarrollado. Se trata de hacer posibles las condiciones para reducir la dependencia externa, la consolidación de políticas de agregar valor a nuestra producción y la generación de cadenas de valor regionales. Este campo de análisis -y una agenda política de síntesis que debemos acordar las fuerzas progresistas y de izquierda- es el que debería guiar esta nueva etapa.