Una interesante experiencia se está desarrollando en la Escuela Agraria de Fray Bentos a iniciativa de la Udelar, UTU y el LATU
Allí se instaló el primer “lecho biológico” con innovación uruguaya para la descontaminación de sitios altamente impactados por los pesticidas. La experiencia se aplicará en principio entre productores de Río Negro, sobre la base de un proyecto financiado por el Banco Mundial.
Se trata del resultado de los estudios de postgrado de la licenciada Anisleidy Rivero Machado, iniciativa que fue financiada por el fondo “María Viñas”. El proyecto permite minimizar el impacto de la agricultura extensiva y el uso intensivo de agroquímicos, que cambió en los últimos años el escenario ambiental del país.
“Es un proyecto de muchos años de trabajo sobre una idea desarrollada entre el LATU y la Facultad de Química, que están preocupados por encontrar una solución a un problema medioambiental como la contaminación de los cuerpos de agua con agroquímicos. Estuvimos buscando bibliografía internacional y vimos que el uso de camas biológicas como un biorreactor sólido, para eliminar estos compuestos, podía ser una vía de solución. Empezamos a usar un modelo sueco, en el que se usan implementos muy baratos como afrechillo, turba y tierra. Esos componentes se mezclan con un hongo”, informó Rivero a El País.
Explicó que este proceso, a nivel científico, se conoce como biorremediación, para restaurar ambientes afectados. “Los compuestos llegan hasta dióxido de carbono y agua con la ayuda de un hongo que hemos aislado de podredumbre blanca de la madera en bosques de eucalipto. Nosotros vamos a hacer que ese hongo sea responsable de la biotransformación y será nuestro aporte a la innovación”, explicó la estudiante y funcionaria del LATU, que cuenta para el trabajo de campo con el apoyo de profesores y estudiantes del curso de tecnólogo ambiental que se dicta en UTU.
Estos hongos poseen poderosos sistemas enzimáticos que pueden descomponer moléculas de reconocida toxicidad, que no serían fácilmente degradadas, empleando otro tipo de tecnologías. Compuestos como endosulfán (insecticida y acaricida organoclorado, altamente tóxico) y el clorpirifos (insecticida organofosforado), cuyos metabolitos de degradación tóxicos poseen en el ambiente una vida media de meses a varios años y por efecto de la lluvia y erosión, pueden diseminarse hasta las corrientes de agua. Con este método, son degradados en cuestión de días.
¿Qué son?
Los biobeds o lechos biológicos son biorreactores diseñados de forma muy económica para degradar pesticidas persistentes rápidamente, impidiendo su diseminación al medio ambiente. Es una herramienta muy empleada en Europa para tratar focos donde se pueden generar altos niveles de contaminación, como es el caso de las zonas de carga y descarga de las máquinas que aplican agroquímicos y el lavado de la maquinaria empleada con este tipo de concentrados.
“La idea es usar una especie de camas para que el triple lavado, los enjuagues o las diluciones preparadas, o el uso del enjuague de las mochilas que usan los productores, sean vertidos y se transforme el agroquímico por el hongo. Teniendo en cuenta que una gota del compuesto activo, según estudios científicos, puede llegar a contaminar hasta 10.000 metros cúbicos de agua, estamos ante una problemática que tenemos que tener muy en cuenta”, destacó Rivero.
La salud de los humanos ante el abuso de los agroquímicos
“Esto sobre lo que estamos trabajando es una forma segura y de bajo costo que permite gestionar desechos peligrosos de agroquímicos, que de otra manera pueden diseminarse a los suelos y las aguas, con los consiguientes riesgos de contaminación difusa. Cuando los agroquímicos no son usados conscientemente, porque mas no quiere decir que es mejor, pueden entrar en las cadenas tróficas y afectar la salud de los seres humanos, los animales y el medio ambiente en general. Por eso es importante controlar las fuentes donde la contaminación puede ser más aguda, porque se puede llegar a combatir”, explicó a El País la responsable del proyecto.
Anisleidy Rivero indicó que los trabajos se encuentran en su fase final. “Es fácil hacer el reactor y lo único que precisamos es reproducir el hongo en un cantidad significativa. Tenemos armado todo el sistema y la idea es empezar a trabajar con los productores de Río Negro sobre la base de un proyecto financiado por el Banco Mundial”, agregó.
El suelo se contamina de diversas formas: cuando se rompen tanques de almacenamiento subterráneo, cuando se aplican pesticidas, por filtraciones del alcantarillado y pozos ciegos, o por acumulación directa de productos industriales o radioactivos. En Uruguay, el uso de los pesticidas ha tenido un peligroso avance en los últimos años con el desarrollo de la agricultura.
El País