Florencia Rojas/Resumen Latinoamericano/Notas, octubre de 2015
El fuego que no cesa
Desde el pasado junio, previo a las primeras elecciones turcas, los atentados se vienen dando con frecuencia sistemática. En medio del conflicto con los kurdos, el gobierno decidió participar en los ataques aéreos de EEUU con Siria contra Estado Islámico para atacar las posiciones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el norte de Irak.
El partido pro kurdo HDP, desde el inicio condenó estas operaciones militares ordenadas por el gobierno. Por esta razón, el HDP se convirtió en un blanco de persecución cotidiano sufriendo atentados en sus unidades de base por los ultranacionalistas turcos miembros del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
“Aquí de nuevo hago el llamamiento a ese partido que parece que tiene dificultades para distanciarse del PKK: tomen la decisión. ¿Quieren estar con la democracia o prefieren el terrorismo?”, dijo Recep Tayyip Erdoğan, presidente de Turquía, refiriéndose al HDP durante una conferencia de prensa.
Estos episodios forman parte del programa de exterminio de los kurdos y kurdas que lleva a cabo el mandatario turco con el objetivo de buscar el consenso de la población a través de los medios masivos, para así crear el escenario represivo que logre anular la resistencia del pueblo kurdo y consolidar el régimen dictatorial que dirige.
Con su slogan de campaña “Democracia o terrorismo”, el primer ministro, Ahmet Davutoglu, se refirió a los kurdos en declaraciones a la prensa. “Limpiaremos esas montañas de los terroristas. Cueste lo que cueste los terroristas serán eliminados”, manifestó Davutoglu y agregó que “hay que asegurar que un solo partido gobierne el país para poder luchar contra la plaga del terrorismo. Y los desafíos económicos”.
El objetivo de este programa no es solamente la eliminación del pueblo kurdo y la representación electoral que legitime a los pueblos minoritarios como kurdos, armenios, asirios, árabes, turcomanos, griegos, y todo el espectro de más de veinte naciones que se encuentran sin representación, sino también gestar la polarización del pueblo turco con los pueblos minoritarios para evitar la construcción de un Estado Confederal y Plurinacional, proyecto que encara el HDP y las Unidades de Defensas del Pueblo.
Este proyecto que intenta consolidar un frente de todas las minorías de Turquía y a los partidos progresistas turcos es una amenaza grave para el “sueño americano” de Erdogan.
El Estado turco busca así alentar y respaldar sectores de derecha y del ultranacionalismo como forma de retomar el control que el gobierno de Turquía está perdiendo en un escenario convulsionado donde los pueblos organizados por el PKK y HDP protagonizan desde el frente de liberación.
Ankara
¿Qué significó el atentado en Ankara? ¿Qué fueron esas tres bombas que explotaron en el epicentro turco, donde hay un despliegue de seguridad cotidiana que podría haberlo evitado? Hay que tener en cuenta que esas mismas fuerzas de seguridad, luego de las explosiones, denegaron el paso de los heridos a las ambulancias.
Las bombas detonaron en Ankara un día antes de que el PKK presentara el cese al fuego unilateral. Sin dudas, esta provocación al PKK tuvo como objetivo agredir su decisión de paz y a través de la prensa oficial ponerlos como responsables.
A menos de un mes de las elecciones que se darán el 1 de noviembre en Turquía, manchar el nombre del PKK es una buena estrategia para debilitar el brazo electoral de estas minorías (el HDP) que el 7 de junio logró un importante resultado electoral en las elecciones generales obteniendo el 13,1% de los votos y 80 escaños. El HDP superó la barrera del 10% de los votos, condición legal para acceder a una representación en la cámara legislativa.
Imposibilitar las elecciones es el objetivo a corto plazo para debilitar al HDP pero no es el único. El proyecto de Erdogan implica una dictadura donde los proyectos de unidad regionales que abogan por las autonomías de los pueblos por fuera de todo poder de las grandes potencias no conjugan con la política de exterminio que lleva a cabo, y este panorama, sin dudas, acelera las tensiones que agudiza el escenario.
Se prevé entonces la continuidad de esta conflictividad con potenciales atentados y enfrentamientos, radicalizándose así el control, la persecución total a las facciones que no sigan el programa, intensificando la represión y censurando las expresiones de paz.