#PazALaCalle: un nuevo movimiento asambleario se moviliza en defensa de los acuerdos de paz en Colombia
Un movimiento asambleario parece asomar en Colombia tras la derrota del Sí. Estudiantes y vecinos marcharon o se convocaron espontáneamente en sus barrios. La profesora Ruth Quevedo, vecina de Teusaquillo, cuenta cómo surgió #PazalaCalle y las nuevas propuestas de movilización.El domingo, luego de conocer el resultado de las elecciones, nos abrazamos fraternamente en la sede de nuestra campaña ciudadana #PazHaremos en Teusaquillo; un restaurantico cerca del Park Way que muy amablemente ofrecieron los amigos.
Nos pareció increíble el resultado, había “ganado” el No. La cena estaba lista, el vino fue llegando y la conversación se fue nutriendo de discursos e ideas alentadoras. Ya nos sentíamos haciendo parte de lo mismo luego de un mes de reuniones semanales y tareas compartidas en la campaña por el Sí.
Había que seguir, había que analizar bien los resultados, había que pensar en nuestro pueblo, que merece una reconciliación. Nos parecía que el No de nuestros compatriotas no podía verse como un triunfo de los guerreristas que aprovecharon para salir orondos a predicar el “principio de un gran acuerdo nacional”, nada que no conozcamos ya. Igual se fraguó el Frente Nacional, que aquí nos tiene.
Muchas preguntas, vacíos que llenar para comprender nuestra sociedad, una sociedad en todo caso enferma, en todo caso golpeada por tantos años de guerra y ausencia de salidas, en todo caso activa pero confundida por la guerra mediática de los que siempre han tenido el poder y no lo quieren soltar; en fin, muchos factores.
De golpe algunos se enteraron de que algo estaba pasando en la calle. En el Park Way, un puñado de jóvenes prendían velas con tristeza por la “derrota”, algo muy vecinal, muy del momento, muy del sentimiento. Muchos de ellos son jóvenes que se están organizando alrededor del embellecimiento del Parque como quien hace “algo casi modesto en apariencia, algo que casi no le importe a nadie”, parafraseando a Gómez Jatin. Pero quedó algo: la idea de ampliar la convocatoria, de reunirnos de nuevo al otro día, de invitar la gente no más por invitarla, por hablar, por encontrarnos en la calle.
El lunes 3 fue la cita; muchos de nosotros circulamos la convocatoria por internet, seguramente los chicos también, nada de manuales, nada de planes, solo llegar., y así lo hicimos. La sorpresa fue grande y también la alegría de estar allí: unas 500 personas llegaron al lugar, la asamblea fue un ejercicio de democracia directa muy interesante. Unos ubicaron un sonido aún insuficiente, asunto que resolvió la Casa Ensamble; para la próxima asamblea, ellos pondrán los equipos para garantizar el sonido.
La asamblea escuchó a todos y todas por igual, se hicieron propuestas, se armaron tareas, se llegó a acuerdos, se definieron fechas de movilizaciones y nuevas asambleas.
La participación fue muy calificada, todos se esforzaron por analizar el Sí y el No con mucha generosidad. Se insistió en el descrédito de nuestros gobernantes, en la falta de participación de nuestra sociedad, en la necesidad de salir de la guerra, en la necesidad de preservar los acuerdos, de negociar para salir de este conflicto. Todos exigimos la inclusión de las sociedad civil como actor de todo esto.
Vi varias personas integrantes de fuerzas políticas, todos participando, todos esperanzados. La forma de decidir consistía sencillamente en levantar las manos y moverlas; la imagen recordó mucho la experiencia española del 15 M. Al final de la jornada estos fueron los resultados:
º La iniciativa es ciudadana, y se llama #PazalaCalle.
º Participaremos en la movilización permanente, iniciando con la marcha del 5 de octubre en el Planetario distrital, todos con velas y vestidos de blanco.
º La próxima cita asamblearia será el jueves 6 de octubre en el Almirante (Park Way), 7pm.
º La asamblea será permanente y continuará todos los lunes a las 7pm en el mismo lugar.
º Las comisiones adelantarán las siguientes tareas para la próxima vez; la comisión se armó con el que llegó, con quien quiso participar:
1- Una tutelatón por el respeto a los acuerdos, por la Paz, por la participación de la sociedad civil.
2- Un diálogo con las iglesias progresistas que iniciará hoy 4 de octubre en la tarde.
3- Comisiones que vayan a Usme y Ciudad Bolívar para ampliar el desarrollo de estas asambleas en la calle.
Lo más interesante de la propuesta es que nos encontramos y que es sencillo, que solo hay que llegar, porque entre todos se va siendo fuertes.
Invitamos a los vecinos y vecinas, familias de todos los rincones del país y de esta ciudad, a que se encuentren para discutir la situación. Los verdaderos afectados por lo que hace nuestro mal gobierno somos nosotros, démosle una oportunidad a la Paz, entendamos que la forma de salir adelante es mediante el diálogo y el perdón, abramos un gran proceso de verdad y reparación. Hermanémonos como colombianos.
Ruth Martiza Quevedo integra el grupo Instituciones y Socioeconomía de la Universidad Nacional, es vecina del barrio La Soledad, Teusaquillo, Bogotá.
Lanzas y Letras
¡LA PAZ TRIUNFARÁ! En MARCHA defendemos el Acuerdo de Paz
El Movimiento Político y Social Marcha Patriótica saluda a quienes promovieron incansablemente la Campaña por el SÍ, y a todos los colombianos y colombianas que confiaron su voto a la construcción de una Colombia en Paz. Los resultados obtenidos expresan la existencia de un enorme clamor de paz en el país, que no puede ser desconocido en los escenarios que den continuidad a la construcción de la salida política del conflicto social y armado.
Mas allá del alto abstencionismo que se registró en el Plebiscito por la Paz, que alcanzó el 62,67% y nos genera gran preocupación, no pueden perderse de vista los 6´377.482 votos que se depositaron este domingo 2 de octubre en las urnas para apoyar el Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las FARC. Sólo 53.894 votos le otorgaron la victoria al NO, una diferencia tan mínima que no puede ser leída ni asumida como una victoria absoluta de los promotores del NO para entrar a modificar un Acuerdo de Paz firmado y ratificado por la partes, avalado por la comunidad internacional en su conjunto y apoyado por más de seis millones de compatriotas.
El mapa de resultados electorales reflejó el daño que ocasionó el secretismo impuesto por el Gobierno Nacional sobre el Proceso de Paz durante meses, que facilitó la especulación de los contradictores y el uso de falacias de todo tipo que alimentaron el miedo de muchos sectores de la sociedad. Esto hace indispensable continuar con la pedagogía de paz en todo el territorio para fortalecer el ánimo de reconciliación y apoyar el esfuerzo que ha realizado la Mesa de Conversaciones de La Habana.
Los resultados también reafirmaron la enorme brecha existente entre las regiones y el centro del país, enfatizando la urgencia de implementar rutas que integren a Colombia, como las que propone el Acuerdo de Paz. Las mayores votaciones por el SI se encuentran en la periferia del país, en los territorios rurales más afectados por el conflicto, y donde los índices de victimización, pobreza y necesidades insatisfechas son más altos.
Por respeto a las comunidades más afectadas por el conflicto, por el campesinado, las comunidades étnicas, las mujeres, las víctimas, las nuevas generaciones, es importante que el estrecho margen con el que ganó el NO no se traduzca en el silencio de las voces que desde hace décadas reclaman la Paz, ni mucho menos detenga las incontables acciones que avanzan en la construcción de paz desde los territorios más afectados por el conflicto social y armado.
Los más de seis millones de votos de apoyo al Acuerdo de Paz constituyen un respaldo sin precedentes al anhelo de Paz, basado en el fin de la confrontación armada, el reconocimiento de los derechos de toda la sociedad, la reconciliación, la activación de la ciudadanía y la reparación a las víctimas, pilares que estuvieron siempre en el centro del Proceso de Paz.
Para refrendar este apoyo, se requiere de un amplio Acuerdo Político por la Paz, que transcienda la estructura de los partidos políticos tradicionales y garantice la participación de las víctimas, los sectores sociales más golpeados por el conflicto e históricamente excluidos, los movimientos políticos y las organizaciones sociales que han respaldado incondicionalmente el Proceso de Paz.
La Marcha Patriótica mantiene en firme su compromiso por la Paz de Colombia y se declara en defensa activa del Acuerdo de Paz de La Habana en su totalidad, entendido como la mejor oportunidad para poner fin al conflicto armado y avanzar en la construcción de una paz estable y duradera. En consecuencia, convoca a sus organizaciones de base y a la sociedad colombiana en su conjunto, a una gran Jornada de Movilización Nacional por la Paz el próximo viernes 14 de octubre en defensa del Acuerdo de La Habana.
Hacemos un llamado especial a quienes se movilizaron por primera vez para defender el sueño de una Colombia nueva, a disponerse desde el amor y la creatividad a buscar salidas concertadas y pacíficas a esta coyuntura de incertidumbre. La esperanza y la tenacidad en la fe de un futuro mejor, de paz y justicia social, debe ser nuestro motor para salir a las calles a defender lo logrado.
Finalmente llamamos a la comunidad internacional a continuar su acompañamiento solidario al pueblo colombiano y su respaldo al Acuerdo ratificado el 26 de septiembre, con la confianza en que la Paz de Colombia está más cerca que nunca.
Marcha Patriótica
Congreso de los Pueblos: No al Pacto de Élites
Con tristeza recibimos los resultados del plebiscito celebrado el 2 de octubre, que desaprobó los acuerdos firmados entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP para terminar la confrontación armada. Y con preocupación recibimos la noticia de que el presidente Santos entiende los hechos como la autorización para negociar con la extrema derecha y recortar lo acordado en La Habana. Rechazamos rotundamente el camino de un pacto cerrado y elitista de las derechas, que de nuevo excluya a la gente del común y que es un camino seguro a un nuevo ciclo de violencia.
NO, señor presidente Santos: Los más de 6 millones de colombianos y colombianas que dijimos SÍ al plebiscito, no votamos por el gobierno ni menos por un pacto de esas características; no es el gobierno el que nos representa, ni mucho menos unos partidos de gobierno que hicieron nada para que triunfara el SÍ. NO, señor senador Uribe: no todos los y las colombianas que votaron NO son reaccionarios y guerreristas como usted; millones que votaron así, también están a favor de la paz y de la salida negociada al conflicto armado, y no es el Centro Democrático el que los puede representar.
Se necesita un acuerdo, sí. Pero no de élites aliadas contra el pueblo y decididas a incumplir los compromisos con las FARC y el ELN. Lo que se impone en el país es un Gran Diálogo por la Paz–que muchos venimos proponiendo de tiempo atrás–, que trascienda las pretensiones de hacer pactos cerrados entre élites gubernamentales y políticas, y acerque todas las fuerzas sociales que seguimos apostando a la construcción de la paz.
Mantener el cese bilateral de las confrontaciones armadas con todas las insurgencias, es un buen panorama para iniciar el Gran Diálogo por la Paz, donde quepamos todos los actores sociales, políticos, económicos, espirituales, culturales, entre muchos que seguimos en esta apuesta de un mejor país, es el camino más democrático. Donde el protagonismo sea encarnado por la gente de a pie, la gente que votó SÍ, los que dijeron NO, los que no votaron, los que sueñan un país diferente, en paz y vida digna.
Un Gran Diálogo por la Paz, que deberá terminar en un consenso democrático, es el camino para refrendar los Acuerdos de La Habana, facilitar los diálogos con el ELN y, sobre todo generar una fuerte dinámica participativa, que rompa la marcada polarización evidenciada con el plebiscito, abriendo los diques para la profundización de la democracia.
Invitamos a todos los sectores sociales, ciudadanos, democráticos, a los partidos políticos, al Gobierno Nacional, a las insurgencias, académicos, iglesias, comunidades de fe, empresarios, estudiantes, trabajadores, amas de casa, entre muchos y muchas, a confluir en ese Gran Diálogo por la Paz. Pero también a movilizarnos e impulsar con más ímpetu la Mesa de Diálogo entre el Gobierno y el ELN, como escenario político oportuno para darle vida al debate de las reformas, los cambios, las transformaciones, con participación de la sociedad, y cuyos resultados serán agendas que complementen y potencien los acuerdos de La Habana ya pactados.
La mínima victoria del NO, no es una derrota de la salida negociada del conflicto armado.
Llamamos a la UNIDAD de todos los sectores y actores políticos de la vida de Colombia, para seguir defendiendo la bandera de la paz, desde la negociación política como vía para la superación de los conflictos y la participación de la sociedad como motor de la construcción de paz.
Congreso de los Pueblos
Con tristeza recibimos los resultados del plebiscito celebrado el 2 de octubre, que desaprobó los acuerdos firmados entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP para terminar la confrontación armada. Y con preocupación recibimos la noticia de que el presidente Santos entiende los hechos como la autorización para negociar con la extrema derecha y recortar lo acordado en La Habana. Rechazamos rotundamente el camino de un pacto cerrado y elitista de las derechas, que de nuevo excluya a la gente del común y que es un camino seguro a un nuevo ciclo de violencia.
NO, señor presidente Santos: Los más de 6 millones de colombianos y colombianas que dijimos SÍ al plebiscito, no votamos por el gobierno ni menos por un pacto de esas características; no es el gobierno el que nos representa, ni mucho menos unos partidos de gobierno que hicieron nada para que triunfara el SÍ. NO, señor senador Uribe: no todos los y las colombianas que votaron NO son reaccionarios y guerreristas como usted; millones que votaron así, también están a favor de la paz y de la salida negociada al conflicto armado, y no es el Centro Democrático el que los puede representar.
Se necesita un acuerdo, sí. Pero no de élites aliadas contra el pueblo y decididas a incumplir los compromisos con las FARC y el ELN. Lo que se impone en el país es un Gran Diálogo por la Paz–que muchos venimos proponiendo de tiempo atrás–, que trascienda las pretensiones de hacer pactos cerrados entre élites gubernamentales y políticas, y acerque todas las fuerzas sociales que seguimos apostando a la construcción de la paz.
Mantener el cese bilateral de las confrontaciones armadas con todas las insurgencias, es un buen panorama para iniciar el Gran Diálogo por la Paz, donde quepamos todos los actores sociales, políticos, económicos, espirituales, culturales, entre muchos que seguimos en esta apuesta de un mejor país, es el camino más democrático. Donde el protagonismo sea encarnado por la gente de a pie, la gente que votó SÍ, los que dijeron NO, los que no votaron, los que sueñan un país diferente, en paz y vida digna.
Un Gran Diálogo por la Paz, que deberá terminar en un consenso democrático, es el camino para refrendar los Acuerdos de La Habana, facilitar los diálogos con el ELN y, sobre todo generar una fuerte dinámica participativa, que rompa la marcada polarización evidenciada con el plebiscito, abriendo los diques para la profundización de la democracia.
Invitamos a todos los sectores sociales, ciudadanos, democráticos, a los partidos políticos, al Gobierno Nacional, a las insurgencias, académicos, iglesias, comunidades de fe, empresarios, estudiantes, trabajadores, amas de casa, entre muchos y muchas, a confluir en ese Gran Diálogo por la Paz. Pero también a movilizarnos e impulsar con más ímpetu la Mesa de Diálogo entre el Gobierno y el ELN, como escenario político oportuno para darle vida al debate de las reformas, los cambios, las transformaciones, con participación de la sociedad, y cuyos resultados serán agendas que complementen y potencien los acuerdos de La Habana ya pactados.
La mínima victoria del NO, no es una derrota de la salida negociada del conflicto armado.
Llamamos a la UNIDAD de todos los sectores y actores políticos de la vida de Colombia, para seguir defendiendo la bandera de la paz, desde la negociación política como vía para la superación de los conflictos y la participación de la sociedad como motor de la construcción de paz.
Congreso de los Pueblos
http://www.nodal.am/