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Agustina Taverna
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Es por eso que reconocidos economistas como Keynes, Tobin y Minsky, entre otros, se dedicaron a estudiar las crisis financieras realizando considerables aportes.
John Maynard Keynes, en su Teoría general del empleo, el interés y el dinero, publicado por primera vez en 1936, expuso la idea de una tasa sobre las transacciones, teniendo como objetivo alinear las acciones de los inversores para que no se diera lugar a las actitudes especulativas ya que se disminuiría la condición líquida del mercado y de esta manera darle mayor estabilidad al mismo.
Su preocupación por los peligros del sistema financiero y los riesgos de la movilidad de flujos de capitales se manifestó en la conferencia de Bretton Woods en 1944, evento que tuvo por objetivo garantizar la estabilidad del tipo de cambio.
La caída de Bretton Woods significó la desaparición de buena parte de las restricciones en la cuenta capital y dio origen a la explosión de un mercado financiero mundial que no para de crecer. En aquel momento James Tobin, premio Nobel de Economía en 1981, propuso una comisión sobre los movimientos especulativos de divisas para potenciar la estabilidad. En palabras de Tobin “arrojar algunos granos de arena en los engranajes de las finanzas internacionales”.
Tobin se asumía discípulo de Keynes, dijo entonces que se basó en sus ideas para recomendar una solución a los movimientos masivos de capitales a través de una tasa sobre las conversiones spot de una moneda en otra, proporcional al tamaño de la transacción. Él decía que no veía otro modo de que las transacciones monetarias no se disfracen de comercio.
Hyman Minsky, economista poskeynesiano, enfocó sus investigaciones en la fragilidad financiera intrínseca de la economía y en la comprensión de las crisis financieras de los países. Minsky se basó en el comportamiento de las empresas.
En una etapa de auge, las empresas incrementan la relación entre deuda y capital propio, hecho que genera una tendencia al aumento de la tasa de interés. Sin controles de capitales los inversores prestan atención al momento de decidir la ubicación de sus portafolios según el nivel de las tasas en las principales plazas. Así inician una situación de fragilidad financiera que deriva finalmente en crisis.
John Maynard Keynes, en su Teoría general del empleo, el interés y el dinero, publicado por primera vez en 1936, expuso la idea de una tasa sobre las transacciones, teniendo como objetivo alinear las acciones de los inversores para que no se diera lugar a las actitudes especulativas ya que se disminuiría la condición líquida del mercado y de esta manera darle mayor estabilidad al mismo.
Su preocupación por los peligros del sistema financiero y los riesgos de la movilidad de flujos de capitales se manifestó en la conferencia de Bretton Woods en 1944, evento que tuvo por objetivo garantizar la estabilidad del tipo de cambio.
La caída de Bretton Woods significó la desaparición de buena parte de las restricciones en la cuenta capital y dio origen a la explosión de un mercado financiero mundial que no para de crecer. En aquel momento James Tobin, premio Nobel de Economía en 1981, propuso una comisión sobre los movimientos especulativos de divisas para potenciar la estabilidad. En palabras de Tobin “arrojar algunos granos de arena en los engranajes de las finanzas internacionales”.
Tobin se asumía discípulo de Keynes, dijo entonces que se basó en sus ideas para recomendar una solución a los movimientos masivos de capitales a través de una tasa sobre las conversiones spot de una moneda en otra, proporcional al tamaño de la transacción. Él decía que no veía otro modo de que las transacciones monetarias no se disfracen de comercio.
Hyman Minsky, economista poskeynesiano, enfocó sus investigaciones en la fragilidad financiera intrínseca de la economía y en la comprensión de las crisis financieras de los países. Minsky se basó en el comportamiento de las empresas.
En una etapa de auge, las empresas incrementan la relación entre deuda y capital propio, hecho que genera una tendencia al aumento de la tasa de interés. Sin controles de capitales los inversores prestan atención al momento de decidir la ubicación de sus portafolios según el nivel de las tasas en las principales plazas. Así inician una situación de fragilidad financiera que deriva finalmente en crisis.