Las mafias manejan al menos el 10% del PIB mundial: 7,5 trillones de euros. Eso es tanto dinero como los presupuestos públicos de Alemania, Francia y España juntas. Incluso se dice que la cantidad podría ser mucho mayor, dado el carácter oculto de las actividades delictivas. Pero no lo hacen como los gangsters de antaño, sino como auténticos hombres de negocios. Las mafias mundiales tienen hoy expertos en logística, pactan, innovan e invierten. El crimen organizado ha aprendido la lección del capitalismo global y se ha desarrollado de forma exponencial.
Un sicario mexicano cobra 35 euros por matar a una persona; en Bangladesh se puede conseguir un riñón sano por 2.000 euros; en Brasil la tarifa por abusar sexualmente de una niña es de 5,50 euros, una niña en Mozambique se puede comprar por 2; por 28.000 euros, una red de traficantes de personas hacen entrar ilegalmente a un birmano a la UE; el pene de un tigre (especie protegida) cuesta 1.300 euros en China; un Kaláshnikov AK-47 vale 75 euros en el delta del Níger; un pasaporte en blanco en el Reino Unido ronda los 1.400 euros; por 25.000 euros se puede crear su propio banco en un paraíso fiscal.
El crimen ha aprendido la lección del capitalismo global y se ha desarrollado de forma exponencial a su sombra: no hay objetivos inalcanzables y todo es posible en cualquier lugar y momento: desde la esclavitud sexual de niños, el tráfico de seres humanos o el lavado de dinero negro.
En las últimas décadas el crimen o los resultados del mismo, han penetrado en la vida diaria de cada habitante del planeta y lo ha convertido en cómplice, a veces por acción y las más, por omisión o irresponsabilidad.
¿Pruebas?
Nuestros portátiles tienen condensadores fabricados a partir de tantalio que se extrae del coltán, un mineral cuya exportación – según repitió hasta el hastío la ONU sin que los gobiernos ni los fabricantes de tecnología se inmutaran- , ayudó a financiar uno de los conflictos más atroces de la historia, la Segunda Guerra del Congo (1998-2003),que dejó 6 millones de muertos, es decir más que las guerras de Vietnam, Afganistán e Irak juntas.
La mayoría de nuestras prendas de ropa han sido fabricadas en países de Asia, donde las factorías textiles emplean mano de obra esclava: personas -en su mayoría mujeres y niños- que ganan 1 dólar al día, cuando la dieta diaria en la región cuesta más de 3.
¿Quién puede estar seguro que el banco donde guardamos nuestros magros ahorros no contribuye al lavado de dinero o financia oscuras industrias?
El profesor Peter Andreas de la Universidad de Brown y autor del libro “Nación de contrabandistas: cómo el comercio ilícito construyó los EE UU” opina que resulta imposible no estar al tanto del avance de la criminalidad organizada aunque la sociedad no tiene conciencia cabal del riesgo que significa.
El portavoz oficial de Europol, el departamento de Policía intergubernamental de la UE, declara: “El crimen es cada vez más complejo y los criminales no se dedican ya a un sola actividad. Nos enfrentamos a una nueva figura, el policriminal”.
Desde la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito añaden que estamos ante “problemas transcontinentales” y “mercados delictivos transnacionales” que “vinculan a regiones distantes y organizaciones diferentes” porque las corrientes comerciales, “tanto las lícitas como las ilícitas”, se han globalizado. “Hay demanda de drogas, prostitución, mano de obra barata, armas de fuego, partes de animales salvajes, productos falsificados a precios rebajados, maderas nobles y pornografía infantil.
Cada año surcan los mares del mundo en todas direcciones y según datos oficiales más de 100 millones de contenedores, cada uno cargado con unos 21.600 kilos. Al puerto holandés de Róterdam llegan 25.000 contenedores diarios, y los responsables del recinto – uno de los más sofisticados del mundo en materia de inspección – admiten que solo pueden revisar menos del 5% de contenedores.
Un barco portacontenedores puede llevar armas, cigarrillos, las últimas novedades de DVD pirateados, drogas, medicinas ilegales, tecnología, tomates…, cualquier mercancía, legal o ilegal, dice la profesora Carolyn Nordstrom, de la Universidad de Notre Dame (EEUU) y autora de “Global Outlaws” (Forajidos globales).
El analista Moisés Naím, ex director ejecutivo del Banco Mundial, señala que la globalización diseñada por el capitalismo neoliberal ha creado un paraíso para los contrabandistas y el dinero negro: “el marfil de elefantes cazados ilegalmente en Sudáfrica y Zimbabwe se vende en un mercado de Cantón (China); riñones humanos de donantes vivos de Brasil son transplantados a clientes alemanes con la mediación de brókers de Israel…”, y afirma que lo peor está por llegar, porque los delincuentes globales están secuestrando la economía mundial.
El think-tank estadounidense Council on Foreign Relations sostiene que en los últimos 20 años, la delincuencia organizada ha diversificado sus actividades, creado múltiples alianzas y adoptado una estructura horizontal. Los periodistas de investigación expertos en el tema, el italiano Roberto Saviano y el inglés Misha Glenny, han revelado que las mafias de todo el mundo programan cumbres de coaching para mejorar el rendimiento y pagan salarios de ejecutivos de alto nivel a sus encargados de logística, que tienen la tarea de desarrollar y comprobar sistemas indetectables y rutas de transportes infalibles para el tráfico ilegal.
Fuente: http://www.20minutos.es/noticia/2558643/0/crimen-organizado/comercio-ilegal/dinero-negro-trafico/#xtor=AD-15&xts=467263#xtor=AD-15&xts=467263