10 nov 2014

Cumbre de las Américas: Cuba plebiscitada, EEUU aislado

SALIM LAMRANI 

A pesar de las múltiples presiones de Estados Unidos, América Latina se niega a organizar la próxima Cumbre de las Américas sin la presencia de Cuba.

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Por primera vez en su historia, la próxima Cumbre de las Américas que tendrá lugar en mayo de 2015 en Panamá podrá contar con la presencia de Cuba, víctima de ostracismo desde el triunfo de la Revolución en 1959 por parte de Estados Unidos con su expulsión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1962. La Habana no pudo participar en las ediciones anteriores de 1994, 1998, 2001, 2005, 2009 y 2012. Este séptimo encuentro, que agrupa a los 34 países miembros de la OEA cada tres o cuatro años, sucede a la Cumbre de Cartagena, Colombia, de abril de 2012, donde virulentos debates enfrentaron a Estados Unidos (apoyado por Canadá) a los demás Estados, que no aceptaban la ausencia de Cuba. Las naciones del continente decidieron por unanimidad que no podían tener lugar más reuniones sin la presencia del Gobierno de La Habana, aislando así a Washington.
Durante décadas Cuba se encontró aislada por las presiones de la Casa Blanca. Así en 1962 todas las naciones, de Canadá a Argentina, rompieron las relaciones con La Habana, con la notable excepción de México. Hoy todos los países de América tienen relaciones diplomáticas y comerciales normales con Cuba, con la excepción de Estados Unidos.
Washington multiplicó las presiones sobre Panamá para que no se invitase a Cuba en 2015. Además de intensas negociaciones diplomáticas directas, Estados Unidos emitió varias declaraciones públicas oponiéndose a la participación de la Habana en la próxima Cumbre de las Américas. El Departamento de Estado, mediante su secretaria de Estado para los Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, reiteró su oposición a la presencia de la isla.[1]
Juan Carlos Varela, el presidente de Panamá, no cedió a las presiones estadounidenses y reafirmó su voluntad de acoger a Cuba: “América es un solo continente, incluye a Cuba y hay que ser respetuoso con eso. La canciller Isabel de Saint Malo se lo dijo al secretario de Estado de EE.UU. John Kerry en su visita a Washington […]. Deben estar todos los países […].Tenemos que buscar lo que nos une y dejar por unos días cualquier división política para afrontar retos coordinados. La participación de Cuba es importante, porque podría llevar mucho al debate de situaciones políticas. Por ejemplo las negociaciones de pacificación de Colombia son en La Habana”.[2]
Panamá incluso mandó simbólicamente a Isabel de Saint Malo, vicepresidenta de la República y también canciller, a Cuba para extender la invitación al presidente Raúl Castro.[3] “La familia americana estaría incompleta sin Cuba. Panamá ha manifestado como anfitrión que queremos contar con todos los países. Si la Cumbre es de las Américas y Cuba es un país miembro de las Américas, para que esté completa la participación es necesaria la presencia de Cuba. Si tú invitas a tu familia a comer y dejas un miembro por fuera, la familia no está completa”, declaró Isabel de Saint Malo. Por su parte Martín Torrijos, presidente de Panamá entre 2004 y 2009, celebró el “triunfo colectivo” de América Latina que supo resistir a las presiones procedentes del Norte.[4]
Incluso Miguel Insulza, secretario general de la muy dócil Organización de Estados Americanos, declaró su deseo de ver a Cuba en la Cumbre: “No hay ningún motivo legal” que impida la participación de La Habana. Insulza recordó que era tiempo para Estados Unidos “probar otra cosa” tras más de medio siglo de política hostil hacia la isla del Caribe, y optar por el “diálogo”.[5]
Durante la última Cumbre de 2012 varios países como Argentina, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, condicionaron su participación en la edición de 2015 a la presencia de Cuba. En mayo de 2014, los miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), que agrupa a 12 naciones, publicaron una declaración que expresaba “su voluntad de que la hermana República de Cuba esté presente en la próxima Cumbre de las Américas de forma incondicional y en plano de igualdad”.[6] Haití y Nicaragua expresaron el mismo punto de vista. Según Managua, “una Cumbre de las Américas sin la presencia de Cuba, no es Cumbre de las Américas”.[7]
Ecuador ya boicoteó la Cumbre de Cartagena de 2012. Su Presidente Rafael Correa explicó las razones: “Es inadmisible una Cumbre de las Américas sin Cuba, como era inadmisible una Organización de Estados Americanos sin Cuba”. En 2009, la OEA decidió abrogar la resolución relativa a la exclusión de la isla. “Eso no puede tolerarlo América Latina. He decidido que, mientras sea Presidente de la República del Ecuador, no volveré a asistir a ninguna Cumbre de las “Américas”, agregó.[8]
La solidaridad que expresa América Latina con Cuba es emblemática de la nueva era que atraviesa el continente desde hace unos quince años, marcada por una voluntad de emancipación, independencia e integración y rechazo de la hegemonía estadounidense. Ilustra también el aislamiento total en el cual se encuentra Washington y el repudio que suscita su política obsoleta y cruel de sanciones contra La Habana, las cuales afectan a las categorías más vulnerables de la sociedad, empezando por las mujeres, los niños y los ancianos.
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula The Economic War Against Cuba. A Historical and Legal Perspective on the U.S. Blockade, New York, Monthly Review Press, 2013, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade.