Por Eduardo Camin
En este mundo de globalización neoliberal, en la misma medida en que se van haciendo más pocos los que controlan los medios de comunicación, se hacen más serias las preocupaciones sobre exclusiones de importantes puntos de vista, falsedades, manipulaciones y vacíos informativos. El que miente, tiende a tener sentimientos de culpabilidad, pagando parcialmente por su fechoría. Pero las verdades a medias resultan especialmente repulsivas, ya que el mentiroso, en muchas ocasiones, además pretende salir indemne, eliminando toda consciencia de haber mentido. Existen auténticos expertos en mentir sin que lo parezca, en decir las cosas de forma que siempre puedan reinterpretarse y cambiarles el significado cuando interesa y con quien interesa. Explicar sólo lo positivo de una situación ocultando lo demás es otra de las formas encubiertas de mentir
Corrupción y organismos internacionales
Como se ha señalado muchas veces el tipo de investigaciones a las que el Congreso estadounidense o el Departamento de Justicia someten a todas las agencias y organismos del país sería virtualmente inaplicable por ejemplo a las Naciones Unidas (ONU). No obstante la ONU es un organismo donde se dan muchas oportunidades de corrupción, pero cuando se materializan esas oportunidades, la justicia está ausente o se ve impedida de actuar como fue con el caso de la FIFA tan divulgado y mediatizado por la prensa “seria”.
Pero no es el único organismo internacional que padece este mal. El Fondo Monetario Internacional (FMI) también sufre de una profunda falta de transparencia que puede favorecer la aparición de casos de corrupción De hecho los tres últimos directores has sido investigados por la justicia, Rodrigo Rato (2004 2007 ) es investigado por delitos de fraude, blanqueo de capitales por la Fiscalía de Madrid , Strauss-Kahn que dirigió el organismo entre el (2007 -2011) acusado de agresión sexual sobre una camarera del Hotel Sofitel y la actual Directora Christine Lagarde fue imputada por negligencia en el caso del empresario Bernard Tapie por la confiscación y posterior venta de equipamiento deportivo Adidas en los años 90, por un precio inferior al mercado, en los años al frente del Ministerio de Economía y Finanzas Francés durante el Gobierno de N. Sarkozy
La opinión pública en muchos casos no sabe qué consejos e instrucciones da el Fondo a los países clientes. Tampoco se sabe qué clase de evaluación hace después el FMI sobre el uso de los créditos recibidos, ni por qué se entrega una determinada cantidad y no otra, ni por qué se favorece a un país y no a otro. Esta opacidad, amplia el factor de la corrupción institucionalizada de la ayuda exterior que ha alcanzado niveles de escándalo, y los propios organismos internacionales han generado mecanismos muy creativos para la evasión de sus propias normas. Entre estos está el hecho que aplica asiduamente el FMI: prestar dinero a países que todavía no han devuelto el crédito anterior, de tal manera que con el nuevo préstamo cancelen formalmente el anterior, y así sucesivamente. El artificio financiero llega al punto de que los países desarrollados concedan durante unas horas créditos puente a los países que necesitan un nuevo crédito del Fondo. El Fondo y otros organismos financieros no pueden arriesgarse a reconocer que han concedido créditos fallidos, y que siempre arbitran alguna fórmula para que, sobre el papel, los créditos les sean devueltos.
La realidad es que, muchos países han sido incapaces de cumplir una sola de las normas pactadas a cambio de los créditos recibidos. Más de ochenta países llevan veinte años o más recibiendo créditos del Fondo Monetario. Esto prueba la extrema ineficacia de este sistema “temporal” de ayudas y de la llamada “condicionalidad” de los préstamos. Y prueba algo más: que en los países en desarrollo, es la realidad económica-no el aporte de los organismos de crédito-la que hace que los políticos se decidan de veras a implementar reformas económicas. Por esto, se ha comprobado que la suspensión de la ayuda externa es más eficaz que su continuación cuando se busca promover medidas liberales. Los apologistas del neoliberalismo se quejan que cuando un país por fin empieza a reformar su economía, el Fondo comienza a prestarle de nuevo, lo que desacelera el proceso reformista. Las agencias multilaterales nos han mostrado que la corrupción es un problema tanto de los países pobres como de los ricos, que es también un problema interno de estos organismos y que no se resolverá sin un profundo replanteamiento de los mismos.
En los últimos días el Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo dio a conocer su informe 2015, donde se realiza una revisión de la evolución de la deuda externa en distintas regiones y países del mundo Los grandes reembolsos de recursos que deben pagar los países deudores a los acreedores internacionales se convierte en una mochila cada vez más pesada, que les impide salir de su atraso generalizado. Y, además, es una traba para contar con dineros que les permitan entregar beneficios a sus poblaciones. Porque a pesar de los planes de austeridad acatados por los países deudores, los índices de deuda siguen aumentando.
Entre otros aspectos, en el texto se plantea que la economía mundial está en un escenario de alto riesgo de caer en una crisis, parecida a la que se vivió en la década del 80, la cual comenzó con un aumento de la deuda pública desde finales de 1960, y que llevó después a contraer deudas que luego subieron sus intereses, pero se produjo una baja de precios de materias primas. El Informe señala que los organismos financieros multilaterales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial o el Club de París) y los grandes grupos financieros internacionales son parte de este sistema de deuda que “ahoga” a los países en desarrollo (PED) con altas tasas de interés, que incluso llegando a comprometer la soberanía y la democracia de las naciones.
Para concluir diremos que lo mejor que pueden hacer los países ricos si de veras desean combatir la corrupción en todo el mundo es cerrar los organismos multilaterales de ayuda.