PANAMA PAPERS
Mossack Fonseca vs. Paul Singer
Ramón Fonseca Mora, socio fundador de Mossack Fonseca. Paul Singer, financista y líder de fondos buitre.
Por Alfredo Zaiat
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación presenta el caso Panama Papers en su página web del siguiente modo: “Gigante fuga de registros financieros offshore expone la matriz mundial de la delincuencia y la corrupción”. Es un extenso reporte elaborado por 18 periodistas integrantes del CIPI. La única mención directa involucrando a argentinos es por la offshore Fleg Trading Ltd. en las Bahamas cuyo director y vicepresidente es el presidente Mauricio Macri. Otra referencia pero indirecta es por la sede de Nevada, Estados Unidos, del estudio de abogados Mossack Fonseca, indicando que un fiscal argentino había solicitado información sobre 123 offshore de “un socio” de la familia Kirchner, sin precisar su nombre, pero se trata de Lázaro Báez. El informe no considera relevante o no tiene información para profundizar el caso Báez y en la publicitada ruta del dinero K, sino que concentra las observaciones en que Mossack Fonseca intentó ocultar el vínculo de su sucursal de Las Vegas con la casa central en Panamá.
La investigación apunta a Mossack Fonseca Nevada por la operación Lava Jato, trama de corrupción política y empresarial brasileña, que tiene a esa agencia del estudio como base importante. En un reportaje de descargo brindado al diario La Estrella de Panamá, Ramón Fonseca Mora proporciona un dato revelador, que el informe del CIPI no posee. El socio fundador del estudio, abogado y mano derecha del presidente de Panamá Juan Carlos Varela señala al líder de fondos buitre Paul Singer como el promotor de sus desdichas y de que haya quedado en el centro de las acusaciones por crear offshore para la evasión y lavado de dinero. Otro dato que aportó en su defensa fue que el acoso mediático que dice padecer es impulsado también por Singer, a quien menciona como el financista del viaje de Jorge Lanata a Nevada como parte de la investigación sobre las supuestas firmas offshore de Báez.
En el mundo de las finanzas donde el test de transparencia no deja bien parado a casi nadie, cuando se precipita una guerra entre protagonistas centrales emergen revelaciones interesantes. Empiezan las denuncias cruzadas que permiten conocer información que hasta ese momento estaba oculta en el pacto implícito del secretismo financiero y fiscal de ese negocio. La batalla que se precipitó es entre uno de los estudios de abogados más activos en la creación de empresas fantasmas (offshore) en los últimos cuarenta años y uno de los financista más importante de la categoría fondos buitre. Mossack Fonseca versus Paul Singer.
Información
Antes de la difusión de los Panama Papers, acorralado por las denuncias en Brasil por haber contribuido a construir pantallas societarias para el lavado de activos producto de la corrupción con fondos de Petrobras, en el mencionado reportaje publicado el 14 de marzo pasado, Fonseca Mora acusó a Singer de presionarlo con esa denuncia para que entregara información que relacione a Báez con Néstor y Cristina Fernández de Kirchner. Fonseca Mora no tenía lo que quería Singer, según se desprende de la entrevista. El periodista Nicanor Alvarado de La Estrella de Panamá le pregunta si el estudio Mossack Fonseca también está siendo investigado en Nevada. Fonseca Mora contesta:
– Allá (en Nevada) nos están pidiendo información hace cinco años, pero por otro caso, uno de (Cristina) Kirchner, en el cual nosotros vendimos una sociedad de Nevada a una oficina de abogados en Uruguay, hace muchos años, y esta oficina revende la sociedad en Argentina. Esta sociedad es involucrada, y no sabemos de qué forma, entre muchas otras sociedades, en casos de un socio de Kirchner. Como la sociedad está en Nevada, Paul Singer, un hombre que compra bonos basura (a Argentina, incluso) y después quiere cobrarlos a su valor total, se da cuenta que la sociedad está en su territorio, y comienza a pedir información de la empresa. Pero en Estados Unidos el fishing expedition (pedido de información) está permitido, entonces nos han estado presionando por cinco años para que les demos información de otros clientes que incluso no tienen nada que ver.
– ¿Cómo eso se relaciona con lo que, dice, le pasa ahora?
– Singer es un hombre muy sucio. Nos metió en periódicos internacionales. Creemos que la campaña de ahora está dirigida por él para presionarnos para que no lo demandemos. Nos trajo a (Julio –sic–, se confunde el periodista con el nombre Jorge) Lanata aquí, que es un periodista internacional. Pagó y lo llevó a Nevada, creemos que ha pagado a otros medios que han venido y están viniendo a Panamá.
Algoritmo
El reporte del Consorcio Internacional de Periodista de Investigación refiere a que en abril de 2013, cuando difundieron la investigación OffshoreLeaks, a partir de 2,5 millones de archivos secretos filtrados por dos firmas que facilitan negocios en paraísos fiscales, una de Singapur y otra de las Islas Vírgenes Británicas, algunos clientes de Mossack Fonseca enviaron correos electrónicos preguntando si los registros de sus operaciones offshore estaban seguras. El estudio de abogados de Panamá les recomendó que no se preocuparan recordando el compromiso que la privacidad de sus clientes “siempre ha sido de suma importancia y, en ese sentido, la información confidencial almacenada en nuestro centro de datos y cualquier comunicación dentro de nuestra red global se maneja a través de un algoritmo cifrado que cumple con los más altos estándares mundiales”. La filtración de 11 millones de documentos demostró que el algoritmo de su centro de datos era vulnerable.
En relación a la sede de Nevada, el informe del grupo de periodistas de investigación destaca que empleados del estudio de abogados trabajaron a fines de 2014 para ocultar los vínculos entre la agencia La Vegas y su sede central en Panamá por la eventualidad de una orden judicial de Estados Unidos que le exigiera entregar información reclamada por Singer.
Estados Unidos
La batalla que tiene de contendientes a la firma fabricante de offshores Mossack Fonseca y al principal estratega de fondos buitre Paul Singer, donde la plaza de Nevada es el territorio de la disputa, es sólo el emergentes de la verdadera guerra que se está desplegando con la sucesión de filtraciones masivas en los últimos años (OffshoreLeaks, LuxemburgoLeaks, SwissLeaks y Panama Papers), y las puntuales e inorgánicas (HSBC Ginebra-Hervé Falciani, banca suiza Julius Baer-Rudolf Elmer, JP Morgan-Hernán Arbizu, BNP Paribas). Lo que está en juego principalmente es el millonario negocio del dinero offshore. Dónde se radica esos fondos y no tanto cuál ha sido su origen y quienes son sus dueños. El último golpe fue a la credibilidad de Mossack Fonseca para este tipo de negocios. Es una de las cinco firmas más importantes del mundo en la creación de firmas offshore. Tiene más de 500 empleados en unas 40 oficinas distribuidas por el mundo y decenas de bancos internacionales han trabajado con el estudio para ayudar a sus clientes para gestionar empresas offshore. El centro de periodistas de investigación informó que UBS creó más de 11.000 offshore y HSBC más de 2300 a través de Mossack Fonseca.
La presión para la eliminación del secreto bancario en Suiza y el golpe a la credibilidad del secretismo de paraísos fiscales (Luxemburgo, Panamá) favorece a otras plazas que se ofrecen más seguras para esos capitales. Estados Unidos no firmó los acuerdos sobre el intercambio de información de cuentas financieras promovidos por la OCDE, y a la vez aprobó la ley de Cumplimiento Fiscal de Cuentas en el Extranjero (Fatca, por sus siglas en inglés), que exige a los países información financiera de ciudadanos estadounidenses para combatir la evasión impositiva.
De ese modo, con la ley Fatca y con los estados de Nevada, Delaware y Dakota del Sur, que garantizan confidencialidad y poseen también muy flexibles normas de fiscalización financiera para empresas y grandes fortunas, Estados Unidos convoca a los capitales radicados en el resto de las plazas offshore. Ofrece refugio en sus propias guaridas fiscales, seduce a capitales extranjeros y presiona a estadounidenses para que depositen sus fortunas en esas zonas francas fiscales y financieras.
Es un hecho curioso que en todos los casos de megafiltración de información de guaridas fiscales y de cuentas de bancos internacionales no haya aparecido involucrado ningún político ni empresarios relevantes de Estados Unidos y ninguno de sus grandes bancos. Ni datos de Delaware, Las Vegas o Florida. Es lo mismo que ha señalado Marco A. Gandásegui (h), profesor de sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos, en un reciente artículo “Los Panama Papers y la falta de transparencia” publicado en la red de información Alai-amlatina. “Curiosamente, entre los millones de documentos que le fueron hackeados a Fonseca, muy pocos se refieren a los negocios que la firma realiza con sus contrapartes en Estados Unidos, Gran Bretaña o Europa occidental”. Informa que Fonseca Mora señala que entre sus socios más importantes se encuentran bancos y abogados en Miami (Florida) y en el estado de Nevada (Las Vegas). “Este último, junto con Delaware, son las ‘lavadoras’ más grandes del mundo. Compiten con sus contrapartes en el Canal de la Mancha (Gran Bretaña). Estas lavadoras, sin embargo, no son consideradas offshore y pueden operar debido a la protección que reciben de sus respectivos gobiernos (Washington y Londres, respectivamente)”, afirma Gandásegui (h).
La disputa por los capitales offshore circulando en las guaridas fiscales se ha precipitado con una intensidad inédita. Es una pelea por el manejo de billones de dólares. Diferentes investigaciones realizadas por ONG, el Banco Mundial y el FMI calculan que la evasión, fuga y lavado de activos a través de empresas offshore en guaridas fiscales ha alcanzado un stock de 25 a 30 billones de dólares. Las megafiltraciones de documentos para conocer quienes operan en guaridas fiscales para evadir impuestos y fugar capitales forman parte de un acelerado reordenamiento del negocio global del secretismo fiscal y financiero.
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