7 jul 2014

¿Alto el fuego en Ucrania? La batalla de los 'pacificadores'

¿Alto el fuego en Ucrania? La batalla de los 'pacificadores'

Viktor Shapinov, 27 de junio 2014

 
Nadie cree en el alto el fuego, excepto, tal vez, Vladimir Vladimirovich Putin, que ha pedido el Consejo de la Federación para revocar su decisión de permitir el uso del ejército ruso en el territorio de Ucrania. Por supuesto, los partidarios del gobierno ruso verán en las acciones del presidente otra estratagema astuta, del mismo modo que antes vieron su apretón de manos con el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, y el entusiasmo con que saludó a la declaración de las autoridades de Kiev que una solución parcial de la  deuda de gas era posible. Pero  si el líder ruso ha comenzado a creer en la posibilidad de la paz, creo que está seriamente equivocado.

En cualquier caso, la reanudación de las acciones militares habla por sí misma. La realidad es que una paz en las condiciones propuestas por Poroshenko no le serviría a nadie

Las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, naturalmente, están contentas con la tregua, pero es demasiado pronto para hablar de una paz a largo plazo.
Un acuerdo sobre los términos del "plan de Poroshenko" no sería adecuado para las repúblicas, porque no hay un reconocimiento de las repúblicas como formaciones estatales, incluso con los derechos de sujetos de una federativa Ucrania unida, como se había prometido. Kiev está hablando en los términos de una capitulación, no de una paz democrática que tenga en cuenta los intereses de todas las partes.

Tampoco el "plan de paz Poroshenko" le sirve a los "halcones" de Ucrania, el llamado "partido de guerra". Esta partido incluye a [el oligarca y el gobernador provincial] Kolomoysersiky, usa la guerra como cubierta y está construyendo su propia versión de la "federación", una especie de Estado corporativo que ha puesto bajo su control no sólo Dniepropetrovsk, sino también la provincia de Odessa y la ciudad de Kharkov. Kolomoysky, por cierto, ya ha comenzado a llevar a cabo su propia política exterior, reuniéndose  en Odessa, sin la participación del gobierno de Kiev, con el enviado de EE.UU., Victoria Nuland.
También los miembros del "partido de la guerra" son todos los que se están haciendo ricos de esta guerra, de los generales del mismo Kolomoysky, que ha estado vendiendo combustible y lubricantes al ejército al triple del precio habitual

Por último, el "partido de la guerra" incluye todos aquellos "héroes" de las operaciones antiterroristas, gente que en lugar de recibir penas de cárcel por difundir propaganda nazi y cometer asesinato, tortura y  saqueos, se les ha dado armas y el reconocimiento oficial como "batallones". Como patrocinadores extranjeros del "partido  de la guerra" están los grupos de la administración de EE.UU. que predican la estrategia del "caos organizado", que ya están aplicando en el Este árabe.

Una paz en los términos de Poroshenko no sería adecuada para las provincias del sur-este de Ucrania que no han sido atrapadas aún en la guerra. Estas provincias han terminado bajo la ocupación efectiva de una variedad de formaciones nacionalistas paramilitares que están listas para aplastar cualquier manifestación de descontento. Además, existe la creciente represión dirigida contra la oposición política.
En Odessa y Kharkov ya en la actualidad hay decenas de presos políticos, por no hablar de las decenas de activistas anti-Maidan que han sido asesinados por militantes nazis.

En estas provincias, que están a cargo de Gauleiter nombrado  directamente por Kolomoysky, no hay ninguna solución a los problemas sociales, políticos y lingüísticos que han impulsado a los residentes de esta parte sudeste a la revuelta. Pero fuera del Donbass, la revuelta por el momento no ha tomado la forma de  insurrección armada.

Por lo tanto estamos de vuelta donde empezamos. La única posibilidad de paz sigue siendo la federalización y un amplio grado de autonomía, aunque sólo sea para las regiones del sudeste. La reconciliación, por lo menos en  algún grado, puede ser alcanzada sobre esta base.
Pero esto no va a satisfacer a Poroshenko, porque estaría obligado a aceptar las exigencias fundamentales de los anti-Maidan - es decir, de sus oponentes políticos y militares. Para él, esto significaría la derrota.

Poroshenko mismo tal vez fuese capaz de reconciliarse aun en esos términos de  derrota.
Pero los monstruos de Frankenstein que el Maidan trajo a la vida, y la llevó a la gran arena política, nunca estarán de acuerdo con esto.
Después de sufrir una humillante derrota a manos de los insurgentes en el sudeste, los batallones nacionalsocialistas volverían a Kiev, y empezarían a buscar a todos los que "apuñalaron al ejército por la espalda". Los enloquecidos micro führers marcarían como traidores al pueblo que no pudo acabar con los "separatistas" y "saboteadores". Ya se escuchan las voces de este tipo. La histeria nacionalista y militarista que el gobierno de Kiev ha inflado tanto, se volvió contra él.
¿Está Poroshenko listo para un giro de los acontecimientos? Evidentemente no.

La sangre,  por tanto, seguirá fluyendo, y el conflicto, muy probablemente, tendrá un carácter dilatado. La guerra es  resultado de la naturaleza social y política fundamental del nuevo gobierno de Kiev. El régimen vive de la guerra, y la paz es mortal para él.
A menos que reconozcamos esta verdad, somos propensos a ser engañados por mucho tiempo por los "planes de paz" y otras expresiones benevolentes de Kiev en medio de las bombas y el fuego de artillería.

Todos sabemos que una mala paz es mejor que una buena guerra. Pero también tenemos que entender que la paz para todo el sudeste - incluyendo las provincias donde se está llevando a cabo la guerra unilateral en la forma de represión y represalias - sólo será posible una vez que el régimen de derecha en Kiev haya sido derrotado
Fuente: Links. Revista Internacional de Renovación Socialista
Liva (izquierda)
  www.liva.ua.
Traducción:  Fernando Moyano