Masacre “en progreso”
El secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes, que todavía nadie reivindicó, llevó no sólo al ojo por ojo (un adolescente palestino secuestrado, torturado y quemado vivo) sino a masacres planificadas: antes de que los cuerpos de los tres jóvenes aparecieran el ejército israelí ya había matado a unos 20 palestinos en las supuestas operaciones de búsqueda (véase nota de Marta Landi en la edición pasada de Brecha), y atacado luego una base de Hamas, matando a siete comandos. En respuesta, el movimiento palestino lanzó desde Gaza decenas de cohetes contra Israel, que como es habitual no provocaron ninguna baja del otro lado de la frontera. Fue suficiente para que el gobierno del primer ministro Biniamin Netaniahu se decidiera a iniciar la operación Escudo Protector, ordenando una serie de ataques (entre la noche del lunes y la mañana de ayer, jueves, se acercaron a los 500) que causaron más de 80 muertos (una cuarta parte de ellos niños).
Y lo peor está probablemente por venir: Israel movilizó a unos 40 mil reservistas en previsión de una operación terrestre contra Gaza. En los territorios palestinos ocupados todos tienen en la memoria la última matanza israelí, a fines de 2012, cuando la Franja de Gaza fue bombardeada sistemáticamente, causando alrededor de 170 muertos, con la excusa de “proteger a la población de los ataques terroristas con misiles”. En noviembre de aquel año, un alto al fuego fue negociado bajo la égida de Egipto y desde entonces no había habido enfrentamientos directos mayores.
Las zonas de la Franja de Gaza atacadas desde la noche del lunes fueron, según responsables militares israelíes, regiones agrícolas donde “podría haber túneles, depósitos de armas y escondites para lanzaderas de misiles”. “Estamos dispuestos a terminar con el terrorismo que viven todos los días los israelíes que sufren el lanzamiento de misiles desde Gaza”, dijo Netaniahu. La operación contra Hamas será “larga” y “si es necesario se decidirá una ofensiva terrestre”, declaró por su lado una fuente militar.
“Gaza está totalmente bloqueada por Israel desde hace casi ocho años, por tierra, agua y aire. No tiene escudos antimisiles ni refugios, ni una sola vía de salida, porque también Egipto ha cerrado el paso de Rafah”, escribía el miércoles Marta Landi en un periódico colombiano. Alrededor de “1,6 millones de personas (una grandísima proporción menores de edad) están atrapadas sin escapatoria posible, a merced de los bombardeos israelíes en una franja estrecha de 45 por 15 quilómetros, en 350 quilómetros cuadrados, sin agua potable, sin electricidad y casi sin combustible ni materiales médicos para que los hospitales y las ambulancias atiendan a los heridos”.
Entre los muertos del martes figuran Hafed Hamad y casi toda su familia (otras cinco personas). Dirigente del aparato militar de Hamas, Hafed Hamad acababa de llegar a su casa cuando un misil la destruyó por completo. Cuatro minutos antes alguien en la vivienda había recibido un llamado telefónico advirtiendo que la abandonaran porque iban a bombardearla. “En la casa vivían tres familias, unas treinta personas, y el ataque iba contra un solo hombre. Los israelíes dispararon contra todo el edificio. Cuatro minutos no es bastante para llevarse lo básico”, dijo a la agencia afp uno de los dos sobrevivientes de los Hamad. La agencia francesa cuenta que en el lugar donde estaba la casa ahora hay un cráter. “Los dirigentes palestinos se escudan en sus familias”, dijo un oficial israelí para explicar la cantidad de bajas civiles en los ataques aéreos de estos últimos días. “No se escudan en nada. Viven allí, junto a sus familias, ¿o acaso no tienen derecho siquiera a vivir en algún lado?”, declaró otro sobreviviente.
Y lo peor está probablemente por venir: Israel movilizó a unos 40 mil reservistas en previsión de una operación terrestre contra Gaza. En los territorios palestinos ocupados todos tienen en la memoria la última matanza israelí, a fines de 2012, cuando la Franja de Gaza fue bombardeada sistemáticamente, causando alrededor de 170 muertos, con la excusa de “proteger a la población de los ataques terroristas con misiles”. En noviembre de aquel año, un alto al fuego fue negociado bajo la égida de Egipto y desde entonces no había habido enfrentamientos directos mayores.
Las zonas de la Franja de Gaza atacadas desde la noche del lunes fueron, según responsables militares israelíes, regiones agrícolas donde “podría haber túneles, depósitos de armas y escondites para lanzaderas de misiles”. “Estamos dispuestos a terminar con el terrorismo que viven todos los días los israelíes que sufren el lanzamiento de misiles desde Gaza”, dijo Netaniahu. La operación contra Hamas será “larga” y “si es necesario se decidirá una ofensiva terrestre”, declaró por su lado una fuente militar.
“Gaza está totalmente bloqueada por Israel desde hace casi ocho años, por tierra, agua y aire. No tiene escudos antimisiles ni refugios, ni una sola vía de salida, porque también Egipto ha cerrado el paso de Rafah”, escribía el miércoles Marta Landi en un periódico colombiano. Alrededor de “1,6 millones de personas (una grandísima proporción menores de edad) están atrapadas sin escapatoria posible, a merced de los bombardeos israelíes en una franja estrecha de 45 por 15 quilómetros, en 350 quilómetros cuadrados, sin agua potable, sin electricidad y casi sin combustible ni materiales médicos para que los hospitales y las ambulancias atiendan a los heridos”.
Entre los muertos del martes figuran Hafed Hamad y casi toda su familia (otras cinco personas). Dirigente del aparato militar de Hamas, Hafed Hamad acababa de llegar a su casa cuando un misil la destruyó por completo. Cuatro minutos antes alguien en la vivienda había recibido un llamado telefónico advirtiendo que la abandonaran porque iban a bombardearla. “En la casa vivían tres familias, unas treinta personas, y el ataque iba contra un solo hombre. Los israelíes dispararon contra todo el edificio. Cuatro minutos no es bastante para llevarse lo básico”, dijo a la agencia afp uno de los dos sobrevivientes de los Hamad. La agencia francesa cuenta que en el lugar donde estaba la casa ahora hay un cráter. “Los dirigentes palestinos se escudan en sus familias”, dijo un oficial israelí para explicar la cantidad de bajas civiles en los ataques aéreos de estos últimos días. “No se escudan en nada. Viven allí, junto a sus familias, ¿o acaso no tienen derecho siquiera a vivir en algún lado?”, declaró otro sobreviviente.
DOBLE RASERO. Joan Cañete Bayle es un periodista español que durante años fue corresponsal en Jerusalén de El Periódico, de Cataluña. Tiempo atrás, cuando la ofensiva israelí de 2012 en Gaza, Cañete denunció en su blog lo que percibía como el discurso dominante en la cobertura mediática mainstream sobre el conflicto entre palestinos e israelíes. Esa cobertura, afirmaba, coincide básicamente con “la narración” israelí. Cuando se aparta de ella es por motivos coyunturales, por ejemplo porque el exceso al que ha llegado Israel es tal que se convierte en indefendible; pero siempre termina alineándose. El relato, afirma, se caracteriza por cuatro puntos.
1. Se presenta a los dos contendientes como equivalentes: uno lanza misiles desde plataformas (los palestinos) y los otros “responden” con ataques aéreos o por tierra. No importa si la respuesta es mucho más dañina que el supuesto ataque, y si el arsenal de unos está a años luz del de los otros.
2. Los muertos no valen lo mismo. “No se lo dice textualmente así, pero está implícito en el discurso que la seguridad israelí es más importante que la palestina y que, por lo tanto, un muerto israelí vale más que uno palestino. La mejor demostración de esta afirmación es que la lógica periodística reacciona con comodidad a este estímulo. Ejemplo: el día en que murieron varios niños bajo las bombas israelíes, los titulares fueron que un misil había alcanzado Tel-Aviv sin causar víctimas”, apunta Cañete.
3. No se habla de ocupantes y ocupados sino de dos pueblos luchando con los mismos derechos por la misma tierra, como “iguales”. “Sin duda esta es una de las peores falsedades”, apunta Cañete, pues se borra del relato la ocupación israelí de los territorios palestinos, no se la vincula con el conflicto.
4. Hay que elegir entre uno y otro bando, “y como Hamas es un movimiento islamista, fundamentalista e integrista, intolerante, dictatorial, e Israel una democracia, aunque “a veces se le vaya la mano”, la opción es clara: se opta por el aliado “occidental”, más allá de que tenga o no razón.
El manejo de la crisis que han hecho algunos gobiernos europeos calza perfectamente en las afirmaciones del periodista español. El de Francia, por ejemplo. El presidente de ese país, el “socialista” François Hollande, condenó primero “el cobarde asesinato” de los tres jóvenes israelíes y poco dijo del secuestro y ejecución del adolescente palestino; criticó a “las dos partes” (Israel y Hamas) por la “aceleración del conflicto” y terminó llamando a Netaniahu para expresarle su solidaridad tras el lanzamiento de los misiles desde Gaza. Lo dijo el miércoles 9, cuando los muertos palestinos ya superaban los 55 y los cohetes de Hamas apenas habían causado algunos daños materiales.
1. Se presenta a los dos contendientes como equivalentes: uno lanza misiles desde plataformas (los palestinos) y los otros “responden” con ataques aéreos o por tierra. No importa si la respuesta es mucho más dañina que el supuesto ataque, y si el arsenal de unos está a años luz del de los otros.
2. Los muertos no valen lo mismo. “No se lo dice textualmente así, pero está implícito en el discurso que la seguridad israelí es más importante que la palestina y que, por lo tanto, un muerto israelí vale más que uno palestino. La mejor demostración de esta afirmación es que la lógica periodística reacciona con comodidad a este estímulo. Ejemplo: el día en que murieron varios niños bajo las bombas israelíes, los titulares fueron que un misil había alcanzado Tel-Aviv sin causar víctimas”, apunta Cañete.
3. No se habla de ocupantes y ocupados sino de dos pueblos luchando con los mismos derechos por la misma tierra, como “iguales”. “Sin duda esta es una de las peores falsedades”, apunta Cañete, pues se borra del relato la ocupación israelí de los territorios palestinos, no se la vincula con el conflicto.
4. Hay que elegir entre uno y otro bando, “y como Hamas es un movimiento islamista, fundamentalista e integrista, intolerante, dictatorial, e Israel una democracia, aunque “a veces se le vaya la mano”, la opción es clara: se opta por el aliado “occidental”, más allá de que tenga o no razón.
El manejo de la crisis que han hecho algunos gobiernos europeos calza perfectamente en las afirmaciones del periodista español. El de Francia, por ejemplo. El presidente de ese país, el “socialista” François Hollande, condenó primero “el cobarde asesinato” de los tres jóvenes israelíes y poco dijo del secuestro y ejecución del adolescente palestino; criticó a “las dos partes” (Israel y Hamas) por la “aceleración del conflicto” y terminó llamando a Netaniahu para expresarle su solidaridad tras el lanzamiento de los misiles desde Gaza. Lo dijo el miércoles 9, cuando los muertos palestinos ya superaban los 55 y los cohetes de Hamas apenas habían causado algunos daños materiales.