Natasha Vázquez
Cuando este viernes aterrice en el aeropuerto José Martí el avión presidencial ruso con Vladimir Putin a bordo, estará reafirmándose la nueva etapa que viven las relaciones entre La Habana y Moscú.
Tras décadas en las que “tovarish” se convirtió en una palabra común en el léxico cubano y todo –política y economía–funcionaba a través del prisma ruso, la perestroika y la desaparición de la URSS trajeron años de distanciamiento. Cuba siguió por su camino, esta vez sin contar con el Kremlin.
Atrás quedaron entonces los tiempos de la “tubería” soviética en forma de créditos, petróleo y soporte económico. Para el cubano común, se fueron los “bolos”, con sus muñequitos (animados) y su “carne rusa” y llegó una crisis de la cual aún no nos hemos recuperado.
Quedaron aquí las decenas de miles de graduados en la URSS, los matrimonios mixtos y sus retoños “polovina” (mitad), los autos LADA y los camiones KAMAZ en las carreteras cubanas. Permanecieron también las industrias, que de pronto se encontraron con una tecnología obsoleta e irremplazable y la gran parte de la población que no supo qué hacer con sus vastos conocimientos del idioma ruso.
De esa época quedó también una deuda de 35 mil millones de dólares que el gobierno dePutin ha condonado en un 90 %, y la DUMA ha ratificado justo antes de su visita habanera. El 10 % restante (3 mil 520 millones) se irá pagando cada seis meses durante los próximos diez años y se reinvertirán en la propia Isla.
Según los comunicados oficiales y los programas previstos, en las 24 horas que estará el presidente ruso en la nación caribeña tendrá ocasión de reunirse con el líder histórico cubano Fidel Castro y con el actual mandatario, su hermano Raúl Castro “En las consultas la atención especial se prestará al desarrollo de las relaciones económicas y mercantiles, inversiones, realización de los proyectos mixtos en el sector energético, transporte, aviación civil, uso pacífico del espacio y salud”, puntualiza la nota.
Pero, más allá de protocolos, ¿Qué esperan los cubanos de este encuentro? ¿Cómo ven la historia y el futuro de esos vínculos?
Para alguien como Daisy Gómez, periodista de la Televisión Cubana que lleva más de 40 años especializándose en temas rusos, la llegada del presidente Putin a Cuba es una clara señal del carácter estratégico de estos vínculos para ambos países. “La visita tiene lugar cuando ambos países se esfuerzan por elevar el nivel de las relaciones económicas y comerciales y situarlas a la altura de las políticas, que son catalogadas por Moscú y La Habana como excelentes”, apunta.
Nadie mejor que Luis Felipe Vázquez, ex estudiante y ex diplomático cubano en Moscú, para valorar esta nueva etapa. “Me alegra que se dé un paso más en el fortalecimiento de las relaciones de amistad entre los pueblos cubano y ruso, que durante más de 50 años se desarrollaron en el campo científico-técnico, cultural y económico”.
El cineasta Santiago Prado reconoce la “deferencia extraordinaria de haber condonado la deuda”. Y esta visita presidencial le remueve las nostalgias. “Nosotros estuvimos marcados por la influencia rusa, por la cultura, por el cine y al menos mi generación siente a los rusos cercanos desde el punto de vista espiritual”.
Con los pies en la tierra, otros como Mayra Hernández, piensan en las ventajas económicas que esta alianza puede traer. “Mi infancia y juventud transcurrió en la mejor época económica de este país. Espero que si las relaciones se fortalecen sea ventajoso en este sentido”.
“Quienes mejor que ellos para hacer negocios e invertir aquí, si nos condonaron el 90 % de la deuda”, dice el joven Lemay. “Además, han modernizado mucho su industria, ahora los Ladas parecen Audis”, bromea.
“Quienes mejor que ellos para hacer negocios e invertir aquí, si nos condonaron el 90 % de la deuda”, dice el joven Lemay. “Además, han modernizado mucho su industria, ahora los Ladas parecen Audis”, bromea.
Todo parece indicar que Rusia está dispuesta a escalar desde esa novena posición en que se encuentra ahora como socio comercial de Cuba. Difícilmente alcance aquel histórico primer lugar que tuvo durante décadas, pero se puede acercar bastante si se concretan las inversiones y negocios que están previstos. Mientras tanto, el alto nivel de coincidencias en política internacional entre Moscú y La Habana es otro elemento importante en este juego, en el que ojalá todos seamos ganadores, incluidos los millones de cubanos comunes que hoy se las ven negras para poner la mesa y sueñan con aquellas latas de “carne rusa”.
El “oro negro” a debate: Cuba y Rusia en la búsqueda del tesoro
Empresas y gobiernos de todo el orbe se han dado cita en Moscú para debatir sobre uno de los más preciados recursos naturales, en el XXI Congreso Mundial de Petróleo.
Aunque el “oro negro” sigue siendo el rey, en los últimos tiempos ha ido perdiendo terreno entre otras fuentes de energía. El pasado año, ocupó apenas un 33 % entre los hidrocarburos. Pero lo cierto es que pasarán aún varios decenios antes de que se agoten las reservas mundiales (poco más de medio siglo, según vaticinan los especialistas) y mientras tanto, son muchos los que se interesan en encontrar nuevos yacimientos, en el uso de tecnologías modernas para su extracción, o en ampliar sus mercados.
Rusia –uno de los países líderes del sector, con el 12.9 % de la producción mundial– ha aprovechado este marco del Congreso para reforzar la cooperación bilateral con naciones como Venezuela y Cuba.
Eulogio del Pino, Vicepresidente de Exploración y Producción de Petróleos de Venezuela (PDVSA), quien se encuentra de visita en Moscú, no dudó en calificar de estratégica la colaboración técnica y financiera de Rusia con el país sudamericano, a través de las empresas Gazprom y Rosneft, que tienen inversiones allí. Más de un millón de barriles de petróleo deben ser producidos de forma conjunta en los próximos años.
Cuba, por su parte, sostiene desde hace un tiempo negociaciones con Rosneft y Zarubezhneft para continuar la prospección de las áreas ubicadas frente a las costas de Pinar del Río, donde se estima que hay más de 6 mil millones de barriles de petróleo, que podrían llegar incluso a 20 mil millones.
Las compañías petroleras rusas firmaron recientemente dos acuerdos de cooperación con su homóloga cubana Cubapetróleo (CUPET), en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, y en presencia del mismo presidente ruso Vladimir Putin.
Unos meses atrás, el presidente cubano Raúl Castro recibió en La Habana al presidente de Rosneft, Igor Ivánovich Sechin, durante su visita de trabajo a Cuba, en la que se sentaron las pautas para la construcción de una base logística en Zona Especial de Desarrollo del Mariel.
Preparando las maletas para el encuentro moscovita, Rafael Tenreyro Pérez, jefe de Grupo de Exploración de la Unión Cubapetróleo (CUPET), anunció que nuevas zonas de exploración se abrirán ahora a la inversión extranjera, en la parte central y oriental de los mares al norte del país hasta la frontera con Haití. Estas posibilidades han despertado el interés de unos cuantos entre los 5000 participantes procedentes de 80 países que asisten al más importante encuentro de la industria petrolera mundial.
Pero los rusos parecen llevar ventaja, con un camino ya andado en décadas de relaciones con La Habana. Podrían tener a su favor los 3 mil millones de dólares que aún Cuba debe pagar tras la reducción de un 90% de la deuda de la época soviética, cifra que –según algunas fuentes– debe ser invertida en la Isla, pero a nombre de Rusia.
Aunque de momento las perforaciones realizadas no han arrojado resultados tangibles, si por fin las petroleras rusas encuentran el “tesoro escondido”, Rusia volvería –de otra manera– a ocupar un lugar preponderante en la economía cubana.