Demócratas y republicanos parecen coincidir que la solución más afortunada a la crisis humanitaria por los 50.000 niños que cruzaron la frontera es expulsarlos de inmediato apenas pisen Estados Unidos.
La propuesta del republicano John Cornyn y el demócrata Henry Cuellar, apunta que habrá un período máximo de 72 horas para que el juez de inmigración decida si el menor que cruza la frontera con EE.UU. puede quedarse en el país o es deportado.
Desde filas demócratas del legislador, se emitió incluso un comunicado donde se afirma responder a la crisis ofreciendo “apoyo a los hombres y mujeres miembros de la patrulla fronteriza”, al tiempo que se “fortalece nuestra ley actual de protección a víctimas de tráfico humano protegiendo a los niños sin compañía adulta”.
Sin embargo desde el sector del Caucus del Congreso (que defienden derechos de minorías étnicas), existe fuerte oposición para deportar de forma inmediata a los niños. “No toleraremos que criminalicen a estos niños. Apoyamos que el presidente Obama esté siguiendo las leyes para dar a estos niños que escapan de la violencia en sus países un día en el futuro para ser escuchados en una corte, además de proteger sus derechos bajo nuestras leyes”, dijo el congresista demócrata Luis Gutiérrez en nombre del caucus.
Crisis en la frontera supera los 57.000 niños
A pesar que el presidente Obama ha pedido encarecidamente a los padres de los niños no enviarlos a cruzar la frontera solos, el número no deja de incrementarse y el último reporte sitúa en 57.000 los menores aprehendidos en lo que va de este año fiscal.
El reporte del Departamento de Seguridad Interna, superó en 5.000 el número de niños que hace solamente cuatro semanas, había establecido como detenidos tras ingresar ilegalmente.
Para el gobierno en general, la deportación masiva e inmediata parece ser el único paso válido, pero los tiempos que demoran los procesos legales, exceden en mucho la disponibilidad de servicios, atención y alojamiento que está en condiciones de autorizar el Congreso para los niños. Los republicanos afirman que el “sellamiento” de la frontera con México es la única solución a la vista.