ELENA REINA MUÑOZ México 14 OCT 2015
Monreal pidió a sus funcionarios contar el dinero frente a las cámaras. / CORTESÍA AGENCIA REFORMA
“Yo no soy un delegado charolero, ni soy corrupto ni soy igual que todos”. Así se defendía este martes el jefe de la delegación Cuauhtémoc, la zona más céntrica del DF, Ricardo Monreal Ávila. Frente a él, una bolsa con más de un millón y medio de pesos (unos 100.000 dólares), que contó meticulosamente ante las cámaras de los medios locales. Y ante ellos confesó que esta vez no denunciaría, pero lo pensó dos veces.
Un hombre entregó esta cantidad a su secretaria mientras regresaba de comer. Yazmín Yebra asiente junto a él en una rueda de prensa que ha protagonizado las portadas de los diarios mexicanos. “Entré a la recepción y un tipo se me acercó diciendo que representaba a un grupo de amigos que normalmente entregan este tipo de paquetes al delegado”, cuenta Yebra. “El mensaje lo recibo y digo que se acabó, que no lo voy a aceptar, que ingresaré todo a la Tesorería del Distrito Federal. Les advierto que se cuiden, porque la próxima lo voy a denunciar. Esta ocasión sólo lo devolveremos, pero se acabó la práctica en este Gobierno”, anunció Monreal en la conferencia de prensa de este martes.
"Son mecanismos de corrupción habituales, la gente está muy acostumbrada a que suceda eso en nuestro país, a que los funcionarios acepten sobornos. Seguramente muchos aplaudirían que lo robara", cuenta Ricardo Monreal en declaraciones a EL PAÍS. "Ayer no quería hacer ninguna denuncia, pero lo he pensado mejor y hemos abierto este miércoles una ante la procuraduría. Creo que es lo más sano", añadió. El delegado cuenta que ya una vez devolvió 15 millones de pesos (casi un millón de dólares): "Si saben que yo no acepto dinero, ¿por qué lo hacen?".
El jefe de la delegación, que lleva solo 12 días en el cargo, sospecha que el dinero proviene de los sobornos que se llevan a cabo a los establecimientos comerciales de la zona. La delegación, con más de 500.000 habitantes, comprende desde los barrios más castigados por el narcotráfico y la criminalidad, como Tepito y la Buenos Aires; y los más modernos, como la Condesa y La Roma. Es habitual que en muchas de estas zonas se obligue a pagar el derecho de piso por el que los comerciantes, dueños de bares y restaurantes y todo aquel que quiera mantener su negocio deben acceder si no quieren recibir represalias.
Ricardo Monreal fue gobernador del Estado de Zacatecas durante seis años. Durante su legislatura se convirtió en uno de los políticos mexicanos más polémicos. La Procuraduría General de la República mantiene abierta una causa contra él por lavado de dinero. Lo acusan de intentar transferir 90 millones de dólares a un banco en Suiza con sospechas fundadas en que habría obtenido ese dinero de actividades ilícitas como narcotráfico y cohecho. Durante su administración la constructora Plata, propiedad de un amigo cercano de Monreal, se hizo cargo de toda la obra pública del Estado.
Con este historial, el exgobernador ha querido lavar su imagen pública y ha emprendido una lucha contra la corrupción local. Hará público un portal de transparencia en la página oficial de la delegación y esta semana presentará un decálogo de buenas prácticas para promover la transparencia de las instituciones. Una tabla de los 10 mandamientos del servidor público: “No robarás, no extorsionarás, no abusarás de tu autoridad, no traicionarás, sé transparente y rinde cuentas; servir, no servirse del pueblo; cumple y haz cumplir la ley; serás eficaz y eficiente; y sé confiable y leal”.
