El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, principal impulsor a título personal del juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, perdió parte de sus aliados tras ser procesado en Suiza por lavado de dinero, en un delito vinculado al escándalo en la petrolera estatal Petrobras.08 de Octubre de 2015
El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, principal impulsor a título personal del juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, perdió parte de sus aliados tras ser procesado en Suiza por lavado de dinero, en un delito vinculado al escándalo en la petrolera estatal Petrobras.
Después de que la semana pasada los medios de prensa recogieran información procedente de Suiza que confirmaba que Cunha había recibido sobornos, crecieron las especulaciones sobre una dimisión del poderoso opositor.
"No existe ni la menor posibilidad de que yo renuncie", dijo Cunha, un religioso ferviente adscripto a una iglesia evangélica pentecostal y militante del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), pero evitó toda referencia a las cuentas. El lunes, el presidente de Diputados había dicho que mantiene en pie su decisión de iniciar las diligencias previstas para abrir el proceso hacia un juicio político de Rousseff. Y ayer demostró que aún le resta poder, al impedir una sesión impulsada por el gobierno para votar medidas relativas al programa económico.
Pero a pesar de su posición firme, una característica de este religioso de enérgico temperamento, al parecer Cunha perdió parte del respaldo de los sectores de derecha con los que estaba aliado en sus planes desestabilizadores, "golpistas", como los calificó Rousseff ayer.
Una de los grupos que de golpe revisó su alianza con Cunha es del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la fuerza opositora con más congresistas.
Según O Estado de São Paulo, "el PSDB ya le informó a Cunha que pedirá su renuncia si se comprueba que es titular de cuentas en Suiza". El matutino agregó que la situación de Cunha se complicó en las últimas horas. Su caída sacaría de la escena política al más enconado enemigo de Rousseff.